Destinypedia
Sin resumen de edición
Etiqueta: Editor clásico
 
Línea 1: Línea 1:
'''Un Futuro Sombrío '''(en Latinoamérica) o '''El Futuro Oscuro''' (en España) es un libro de [[Historia]] introducido en [[Más allá de la Luz]]. Las entradas se desbloquean progresando la aventura [[Nacido en la Oscuridad]].
+
[[Archivo:Un Futuro Sombrío.png|thumb]]'''Un Futuro Sombrío '''(en Latinoamérica) o '''El Futuro Oscuro''' (en España) es un libro de [[Historia]] introducido en [[Más allá de la Luz]]. Las entradas se desbloquean progresando la aventura [[Nacido en la Oscuridad]].
==Capítulo 1: El Linaje / Capítulo 1: El Linaje Familiar==
+
==Capítulo 1: El Linaje==
<tabber>
 
Español (Latinoamérica)=
 
 
Otra noche de insomnio. No es que necesite dormir, pero me ayuda a sentirme normal… lo que sea que eso signifique. Escucho ruidos fuera. Probablemente sea una rata buscando comida. Buena suerte.
 
Otra noche de insomnio. No es que necesite dormir, pero me ayuda a sentirme normal… lo que sea que eso signifique. Escucho ruidos fuera. Probablemente sea una rata buscando comida. Buena suerte.
   
Línea 85: Línea 83:
 
No puedo dejar que mi hermana termine muerta.
 
No puedo dejar que mi hermana termine muerta.
   
"Vendré contigo".
+
"Vendré contigo"
  +
==Capítulo 2: Mendicante Itinerante==
|-|
 
Español (España)=
 
Otra noche sin pegar ojo. No es que necesite dormir, pero me ayuda a sentirme normal… Aunque ya no sé qué es normal. Oigo ruidos en el exterior. Será alguna rata buscando comida. Buena suerte.
 
 
Estoy harta de andar siempre en busca de un lugar seguro para descansar, aunque no soy la única. Todo el mundo está desplazado desde la caída de la Última Ciudad.
 
 
Oigo el ruido de nuevo. Más fuerte. Hay alguien cerca.
 
 
Antes de que pueda reaccionar, está junto a mi catre.
 
 
Salto por encima de la tela, cojo mi arma del suelo y ruedo por el suelo, disparando estasis al allanador. Lo evita por completo, mi cama queda congelada por unos momentos. Disparo varias veces y le doy en un hombro.
 
 
"¡Elsie! ¡Espera!".
 
 
Solo una persona me llama así.
 
 
El atacante se retira la capucha. Ha cambiado, viste peor, pero es ella. La tozuda de mi hermana.
 
 
"¿Qué crees que haces, Ana? ¿Por qué me atacas?".
 
 
"¡Tú me has atacado primero!".
 
 
Hacía muchos años que no la veía, desde el bombardeo. La última reunión familiar no terminó bien.
 
 
Un reguero carmesí le baja por el brazo. "Estás herida".
 
 
"No es nada. Estoy bien".
 
 
"No estás bien. ¿Dónde está ese molesto insecto? ¿Por qué no te cura?".
 
 
"He dicho que no es nada".
 
 
Algo raro pasa. La miro fijamente hasta que da explicaciones.
 
 
"Se ha ido. Admite Ana a regañadientes. Dejémoslo así".
 
 
No me sorprende.
 
 
"¿Qué haces aquí, Ana?".
 
 
"Necesito que me enseñes a usar la estasis, como haces tú. Tú sabes controlarla. Y no estás corrompida, como ellos".
 
 
Parece desesperada. Eso es mala señal.
 
 
"Ya lo hemos hablado. Mi respuesta sigue siendo no", le digo. Ana es inteligente, pero se descarrila con facilidad. Es un milagro que le haya ido como le ha ido. No pienso meterme en eso.
 
 
"Cada día, me defiendo como puedo. Sin mi Luz y sin el Viajero, soy como cualquier escoria, esperando mi final".
 
 
"Tengo mayores preocupaciones".
 
 
"¿Mayores que la familia?", pregunta, intentando manipularme.
 
 
No funcionará. Cojo mi bolsa y salgo por la puerta.
 
 
"¿Te vas sin más? Vale. Le pediré a otra persona que me ayude a entender la estasis, así podré eliminar a Savathûn".
 
 
¿Tan mal están las cosas para ella que siente ganas de morir?
 
 
"Ya sabes lo que hizo, Ana. La estasis no te salvará. Es una misión suicida".
 
 
"No somos las únicas cansadas de vivir con miedo, hay otros. Podemos encontrarlos".
 
 
"Vale, pues vete a hablar con ellos".
 
 
"Escúchame. Podemos defendernos con la Luz y con la Oscuridad. A la vez".
 
 
"O podemos estarnos quietas y pasar desapercibidas".
 
 
"¡No tenemos a dónde ir! Si quieres huir, es tu decisión. Pero te digo que podemos lograrlo", dice sacando un disco de su bolsa. "Solo necesitamos un poco de ayuda".
 
 
"¿Lo tienes?", pregunto sorprendida.
 
 
"Lo que queda de él".
 
 
El Estratega. Parece que no desapareció con Marte. Ahí hay poder, pero el plan es una locura. Aunque Ana parece decidida a dominar el poder de la estasis y, con Rasputín, lo conseguirá. Cuando se le pone algo entre ceja y ceja, no hay nada que pueda detenerla.
 
 
Siempre pensé que la mejor forma de protegerla era alejándome de ella. Si la rechazo, ¿puedo seguir diciendo que lo hago por ella?
 
 
"El único problema es que está atrapado en este disco. Necesita un nuevo recipiente".
 
 
Ana sonríe tímidamente. Sabe exactamente qué hacer y cómo manipularme. De pronto, me asaltan un millón de dudas.
 
 
No puedo permitir que mi hermana vaya y se mate.
 
 
"Tú mandas".
 
|-|</tabber>
 
==Capítulo 2: Mendicante Itinerante / Capítulo 2: Mendigo Ambulante==
 
<tabber>
 
Español (Latinoamérica)=
 
 
"Prepárate. No sabemos lo que nos espera", le digo a Ana, mientras estamos frente a la entrada de la Cripta de la Piedra Profunda.
 
"Prepárate. No sabemos lo que nos espera", le digo a Ana, mientras estamos frente a la entrada de la Cripta de la Piedra Profunda.
   
Línea 244: Línea 154:
   
 
Esto está funcionando.
 
Esto está funcionando.
|-|
 
Español (España)=
 
"Prepárate. No sabemos lo que nos espera ahí dentro", le digo a Ana mientras contemplamos la entrada a la Cripta de la Piedra Profunda.
 
 
Nos abrimos paso por el laboratorio destrozado por las batallas pasadas. El asedio de Eramis antes del Bombardeo dejó huella en este lugar. Ella encontró la Oscuridad aquí y la extendió por el mundo como una plaga. Clovis estuvo a punto de hacer lo mismo en su momento.
 
 
"Si recuerdo bien, hay un gran abismo ante nosotras. Agárrate a mí", le digo.
 
 
Me rodea con sus brazos y me doy cuenta de que es la primera vez en cien años que estoy tan cerca de otra persona. Puedo sentir un débil olor a sebato de sodio, pero es casi imperceptible. Lleva días sin ducharse. Me aprieta con fuerza. Ya había olvidado lo que se sentía. Mi cuerpo produce una fugaz sensación de calor.
 
 
Desciendo por el cable del hueco del ascensor. Aterrizamos intentando no hacer ruido y permanecemos inmóviles. No hay nadie, pero la electricidad está conectada. Alguien ha estado… o está aquí.
 
 
Avanzamos por el centro de investigación destruido y veo que Ana está analizando el lugar. Parece que conoce bien el espacio.
 
 
"Clovis era un animal, está claro. Pero lo que descubrió y construyó es absolutamente increíble", afirma casi en un suspiro.
 
 
Es la primera vez que habla tan bien del viejo. Se ha olvidado de que estoy delante. No se da cuenta de cómo manipuló nuestro futuro siglos atrás.
 
 
"¡Por aquí!", grita, apresurándose hacia adelante. Después de recorrer varios pasillos, llegamos a un camino sin salida que resulta muy familiar. Sigue aquí. El Control de Claridad. Temía volver a verlo. Es una prueba de todo el mal que hizo Clovis.
 
 
Quiero alejarme, pero Ana está decidida. "¿Estás lista? Tenemos que seguir", le digo.
 
 
Entonces, vuelve a la realidad. "Lo siento".
 
 
Por fin lo encontramos. El lugar donde nacieron los exos. Ana se tapa la nariz al sentir el hedor a podredumbre que nos recibe. Avanzamos lentamente, doblamos la esquina y vemos un cadáver medio descompuesto aferrado desesperadamente a la palanca de una consola. "El Nómada", dice Ana. Es difícil saber cuánto tiempo lleva aquí. Apartamos su mano de la consola y lo sacamos de la habitación para mitigar el olor.
 
 
"¿Qué crees que estaba haciendo aquí?", pregunto.
 
 
"Seguramente, lo mismo que nosotras", contesta Ana mientras conecta su disco. "Pero no lo consiguió. Seguramente sea lo mejor. No merece otra oportunidad".
 
 
Es deprimente verlo así, completamente solo aquí abajo.
 
 
Ana trabaja en la consola. "Cargando. Pronto saldrá. Coge esa palanca".
 
 
Tiro de ella y se abre una trampilla por la que cae fluido radiolario en un tanque vacío. Me doy cuenta de que Ana está mirando fijamente al lugar donde encontramos el cuerpo del Nómada.
 
 
"¿Nunca te preguntas qué habríamos podido cambiar?", pregunta.
 
 
Constantemente.
 
 
"La verdad es que no", respondo.
 
 
"Tanto nosotras como nuestra familia somos responsables de demasiada muerte y destrucción. Sé que Clovis fue responsable de la mayor parte. Tenía un talento natural para traer la Oscuridad al mundo".
 
 
"¿Cómo lo sabes?", pregunto.
 
 
"La última vez que estuve aquí, encontré un diario. Es antiguo y le faltan la mitad de las páginas, pero contenía mucha información sobre él".
 
 
Así que ha estado aquí antes. Claro. Obviamente, me está ocultando cosas.
 
 
"¿Qué más había en ese diario?", pregunto.
 
 
"Aparte de los informes censurados y los experimentos, también había historias sobre nuestra familia. Todo desde su punto de vista, claro, él nunca tenía culpa de nada. Pero quizá no era tan malo como pensábamos. Nos quería, a su manera".
 
 
"No me digas".
 
 
"Hizo cosas buenas, Elsie".
 
 
"Yo estaba allí, Ana. Vi las cosas que hizo. Estaba loco. Obviamente, no hablará de sí mismo como un villano".
 
 
Nos sentamos y esperamos en silencio.
 
 
El tanque empieza a borbotear. Ana se incorpora de un salto al ver un reluciente pedazo de metal emerger del fluido. Lentamente, el exo se pone en pie. El sedoso líquido se escurre por sus junturas. Da un paso al frente y sale del tanque.
 
 
"¿Rojo?", pregunta Ana tímidamente.
 
 
Gira la cabeza. Sus ojos color escarlata se fijan en los nuestros y nos habla… en ruso.
 
 
"Hola, viejo amigo", dice Ana.
 
 
Ha empezado.
 
|-|</tabber>
 
 
 
==Capítulo 3: Sin Torre==
 
==Capítulo 3: Sin Torre==
<tabber>
 
Español (Latinoamérica)=
 
 
Sigo pensando en el Vagabundo en el sótano de la Cripta de la Piedra Profunda y me pregunto cuándo me pasará a mí. ¿Habría terminado muerta, sola y oxidada si Ana no me hubiera encontrado?
 
Sigo pensando en el Vagabundo en el sótano de la Cripta de la Piedra Profunda y me pregunto cuándo me pasará a mí. ¿Habría terminado muerta, sola y oxidada si Ana no me hubiera encontrado?
   
Línea 375: Línea 210:
   
 
Hace una mueca. "Claro que está", dice y apunta con su fusil hacia los restos flotantes de la Torre. "Bien enterrada bajo todo eso".
 
Hace una mueca. "Claro que está", dice y apunta con su fusil hacia los restos flotantes de la Torre. "Bien enterrada bajo todo eso".
  +
==Capítulo 4: Sin Protección==
|-|
 
Español (España)=
 
No paro de pensar en el Nómada en aquel sótano de la Cripta de la Piedra Profunda. Me pregunto cuándo llegará mi hora. ¿Habría acabado muerta, sola y cubierta de óxido si Ana no me hubiera encontrado?
 
 
La Última Ciudad está peor de lo que recordaba. Numerosos edificios arrasados y desprovistos de su vitalidad conforman el paisaje de lo que una vez fue la última esperanza de la humanidad. Los comercios, los niños, el ajetreo… todo ha desaparecido. Es difícil pensar en ese día, el día del Bombardeo. Nos atacaron por todas partes. Eramis, los cabal, Savathûn… todos a la vez. Nunca nos recuperamos de aquello. Cuando los guardianes oscuros se volvieron en contra de Eramis y de los cabal, los pocos que sobrevivieron se marcharon al exilio.
 
 
Rasputín dice algo en ruso que yo no entiendo y Ana se ríe. Me pregunto si esto es lo que se siente al estar de nuevo entre amigos. Miro al cielo y extraño la presencia de la Torre.
 
 
"Tenías buena relación con la Vanguardia, ¿no?", pregunto.
 
 
"No sé si buena, era una relación profesional. Confiaban en mí".
 
 
"Debe de haber sido agradable, como tener una familia".
 
 
"Si Zavala te oyera…", se distrae. Su expresión se torna pensativa. "¿Cómo era nuestra familia antes de todo esto?".
 
 
"¿No lo has averiguado con tus investigaciones, Ana?".
 
 
"Estuviste con ellos. Conmigo. Sabes cómo eran realmente".
 
 
"No lo sé. Éramos una familia".
 
 
"¿Puedes esforzarte un poco más? ¿Por mí? Sabes bien que no recuerdo nada. Tú pasaste mucho tiempo con ellos. Seguro que puedes contarme algo. Lo que sea. ¿Cómo olía el pelo de mamá? ¿Cuál era la canción favorita de papá?".
 
 
"No lo recuerdo todo. Clovis se encargó de que no pudiera hacerlo".
 
 
"Cuéntame lo que recuerdas", suplica.
 
 
"No quiero hablar de eso".
 
 
"¡No tienes derecho a ocultármelo! ¡También es mi vida!".
 
 
"Déjalo ya, Ana".
 
 
Detrás, oímos el chasquido de un fusil.
 
 
Ana me mira y acerca la mano a su arma. "No queremos problemas".
 
 
Se me congela la mano con estasis y el puño de Rasputín se tensa.
 
 
"Habéis venido al lugar equivocado", dice el hombre.
 
 
Ana sacude la cabeza y lo mira fijamente. "¿Zavala?".
 
 
Me giro para mirar. Ante nosotras tenemos al que una vez fue el orgulloso comandante de la Vanguardia, ahora desaliñado y harapiento. Su fantasmagórica barba blanca es tan densa como una puerta de acero. A juzgar por su aspecto, la más mínima brisa lo haría caer de su muleta y de la única pierna que le queda. Debe de haber perdido a su Espectro. Es triste ver el deterioro de un cuerpo que ha perdido su Luz.
 
 
"¡Comandante! ¡Estás vivo!", exclama Ana.
 
 
Él no baja su fusil.
 
 
"Soy, yo. Ana", dice con voz preocupada.
 
 
Su expresión no cambia.
 
 
"Tenemos un plan para eliminar a Savathûn. Tenemos que hablar con Ikora Rey. ¿Está aquí?", pregunto.
 
 
Hace una mueca. "Sí, está aquí". Con su fusil, señala los escombros de la Torre. "Enterrada ahí".
 
|-|</tabber>
 
 
==Capítulo 4: Sin Protección / Capítulo 4: Sin Vigilancia==
 
<tabber>
 
Español (Latinoamérica)=
 
 
Vemos a Zavala con incredulidad. Es frío e insensible. Es todo lo que había oído sobre él. Algunas cosas nunca cambian.
 
Vemos a Zavala con incredulidad. Es frío e insensible. Es todo lo que había oído sobre él. Algunas cosas nunca cambian.
   
Línea 504: Línea 278:
   
 
"A quien quieren es a la bruja real, buscan a Eris Morn".
 
"A quien quieren es a la bruja real, buscan a Eris Morn".
  +
==Capítulo 5: Otrora Todopoderoso==
|-|
 
Español (España)=
 
Miramos a Zavala atónitas. Actúa con frialdad clínica, sin emoción. Tal como siempre se le había descrito. Algunas cosas no cambian.
 
 
"¿Ikora ha muerto?", pregunta Ana.
 
 
"Ella y todo lo demás. No sé que buscáis, pero no está aquí. Será mejor que os vayáis".
 
 
"No, espera. Necesitamos tu ayuda", suplica Ana.
 
 
Se da la vuelta y se aleja renqueando sobre su muleta. Ana levanta las manos en señal de frustración. Niego con la cabeza, pero ella lo sigue con Rasputín a su lado.
 
 
"Comandante, todo esto es culpa de Savathûn. Si la eliminamos para siempre, quizá podamos salvarnos…".
 
 
Se detiene. "No podemos".
 
 
"No puedes ignorarnos. Ikora no lo haría", dice.
 
 
Zavala se gira. "Y tú eres igual que ella. Siempre lo fuiste. Testaruda y arrogante. Por eso acabó como acabó". Señala a los escombros de nuevo. "Si sigues así, acabarás igual que ella. Seguro que Savathûn se alegraría".
 
 
"Ana, déjalo, no hay nada que hacer. Vámonos", le digo. Sin duda, ella puede ver lo mal que está.
 
 
"No pienso irme. Sin Ikora, él es nuestra única esperanza", exclama Ana.
 
 
"¡No quiere ayudarnos!".
 
 
"¡Eres un cobarde!", le grita Ana.
 
 
"¿Un cobarde? Hice todo lo que pude para salvar la Ciudad. Y a ella. Pero estábamos en desventaja. Igual que vosotras. Esa fue nuestra perdición", dice Zavala. Sacude la cabeza y suspira. "También será la vuestra".
 
 
"Comandante…".
 
 
"Ya no soy el comandante de nada".
 
 
Eso nos deja sin palabras.
 
 
"Nunca pude disculparme, arreglar las cosas. Cuando volví a verla, ya era demasiado tarde. No cometas los mismos errores que yo".
 
 
Puedo ver cuánto dolor le causa esto a Ana. Maldita sea. Vale, la ayudaré.
 
 
"Ana no lo recuerda, pero nuestro padre… lo que recuerdo de él… era un hombre terco. Él y yo discutíamos todo el tiempo, pero nunca me fui sin decirle que lo quería. La única vez que lo olvidé, nunca regresó. Hemos cometido errores, Zavala. Todos nosotros. No repetiremos los tuyos esta vez… si luchamos juntos", le digo. Zavala me mira de arriba abajo.
 
 
"Así que tú eres la famosa Elisabeth Bray".
 
 
"Así es".
 
 
"Nos habrías venido bien hace tiempo".
 
 
"Como cuando llegaron las pirámides", apunta Ana.
 
 
"Nuestros problemas empezaron mucho antes", dice Zavala. "Las pirámides solo fueron el síntoma de una enfermedad que había empezado hacía tiempo. La Vanguardia llevó a cabo algunas misiones secretas en el Jardín Negro. Intentamos destruir el Corazón Negro, pero acabó corrompiendo a los guardianes que entraron en contacto con él. A partir de entonces, los guardianes oscuros proliferaron y la Oscuridad se extendió lentamente".
 
 
"Estoy aquí ahora. Eso es lo único que importa".
 
 
"¿Quién es el otro exo?", pregunta Zavala.
 
 
Rasputín se presenta.
 
 
"¿Tenéis al Estratega? Increíble. Pero ¿para qué necesitáis mi ayuda? Él es mucho más capaz que yo".
 
 
"Rasputín es un arma, pero necesitamos saber hacia dónde apuntar", contesta Ana.
 
 
"Por eso necesitamos toda la información que tengas para encontrar a Savathûn. Si nos aliamos con la Luz y la Oscuridad, quizá podamos lograrlo. La simetría podría ganar donde la constancia fracasó", explico.
 
 
"Eso me suena", dice. "Aunque pudiera ayudaros, el Estratega no bastará para vencer a lo que hay detrás de Savathûn. Ella es solo un peón".
 
 
"¿Qué quieres decir?".
 
 
"Hay que vencer a la verdadera bruja. A Eris Morn".
 
|-|</tabber>
 
 
==Capítulo 5: Otrora Todopoderoso / Capítulo 5: Una vez Omnipotente==
 
<tabber>
 
Español (Latinoamérica)=
 
 
Seguimos a Zavala a su hogar en los escombros del Todopoderoso que se estrelló hace mucho tiempo.
 
Seguimos a Zavala a su hogar en los escombros del Todopoderoso que se estrelló hace mucho tiempo.
   
Línea 629: Línea 330:
   
 
"Sé de alguien que dirige un ejército y tiene asuntos pendientes con Eris", dice Zavala. "Debemos encontrar a Mara Sov".
 
"Sé de alguien que dirige un ejército y tiene asuntos pendientes con Eris", dice Zavala. "Debemos encontrar a Mara Sov".
|-|
 
Español (España)=
 
Seguimos a Zavala de vuelta a su casa, en el interior de los restos del Omnipotente, que se estrelló hace tiempo.
 
 
"¿Recuerdas esto, Estratega? Nuestra gran victoria", dice Zavala con una media sonrisa aplastada bajo el peso de años de confinamiento. "Y la última".
 
 
Rasputín encuentra el camino a la consola y la conecta. "Aquí hay archivos que llevo años intentando descifrar. Quizá tengáis más suerte que yo", dice Zavala. Enciende una hoguera y pone agua a hervir.
 
 
"No puedo creer que Eris…", dice Ana con voz temblorosa.
 
 
"Eris no era especial. Se corrompió tan fácilmente como el resto. Vino a verme después de encontrar un artefacto en una de las pirámides de la Luna y nos engañó a todos. El Bombardeo fue su golpe maestro. Demostró que la Oscuridad destruye todo lo que toca".
 
 
Mi hermana me mira con una mezcla de complicidad y esperanza.
 
 
"¿Qué pasó ese día? No encontramos una explicación fiable", dice Ana.
 
 
"Eran demasiados. Cuando la Reina Bruja me encontró, me llamó 'el escéptico'. Me arrancó la pierna y despojó de Luz a mi Espectro. Me desechó como si fuera basura. Para Ikora fue todavía peor".
 
 
Miro a Ana, que escucha atentamente cada palabra intentando aguantar las lágrimas. Siento la necesidad de consolarla, pero la reprimo. No es mi trabajo.
 
 
"Miré al Viajero, con la esperanza de que nos salvara de esta atrocidad. Pero nos abandonó cuando más lo necesitábamos. Quise cogerlo y obligarlo a quedarse, a salvarnos, como siempre pensamos que haría. Pero no. Se fue. Los cabal destruyeron el resto".
 
 
Rasputín interrumpe. "¿Qué pasa, Rojo?", pregunta Ana.
 
 
"¿Ha dicho lo que creo que ha dicho?", pregunto incorporándome.
 
 
"Dice que los planos de Ghaul para atar al Viajero y cosechar su Luz están aquí. Los está copiando".
 
 
Siento que la cabeza me da vueltas. Zavala ha tenido esta mina de oro durante mucho tiempo.
 
 
"Parece que vas a poder capturar al Viajero, después de todo", digo animadamente. "Lo traeremos de vuelta, haremos que luche y que reestablezca la Luz".
 
 
"Primero tendrás que encontrarlo", dice Ana. Percibo duda en su voz. Como si no le gustara el plan.
 
 
Rasputín habla de nuevo en ruso. "¿Qué dice?", pregunta Zavala.
 
 
"Dice que puede encontrar al Viajero", contesto. "Clovis instaló esa función como mecanismo de seguridad, por si intentaba huir".
 
 
"Aunque Rojo lo encuentre, necesitaríamos a todo un ejército para construir el dispositivo de Ghaul", dice Ana con pesimismo.
 
 
"Ana, esto es lo mejor que tenemos. ¿Me has arrastrado hasta aquí para rendirte ahora?", pregunto.
 
 
"No, tienes razón. Podemos hacerlo".
 
 
Zavala nos mira y sonríe débilmente.
 
 
"¿Qué te parece, comandante? ¿Una última aventura, por Ikora?", Ana siempre sabe qué decir.
 
 
"Bueno", responde Zavala. "Si este es el fin del mundo, mejor morir luchando".
 
 
Los ojos de Ana brillan. "Vamos a necesitar ese ejército".
 
 
"Conozco a alguien que tiene un ejército y muchos asuntos pendientes con Eris Morn", dice Zavala. "Tenemos que encontrar a Mara Sov".
 
|-|</tabber>
 
 
 
==Capítulo 6: Cuestión de Confianza==
 
==Capítulo 6: Cuestión de Confianza==
<tabber>
 
Español (Latinoamérica)=
 
 
Hace varios días que viajamos, buscamos a Mara Sov basándonos en lo último que le escribió a Zavala. La señal estaba más alejada de lo que esperábamos.
 
Hace varios días que viajamos, buscamos a Mara Sov basándonos en lo último que le escribió a Zavala. La señal estaba más alejada de lo que esperábamos.
   
Línea 742: Línea 386:
   
 
"Esperaba no volver a ver esto hasta morir", dice Zavala cuando estamos frente al Leviatán.
 
"Esperaba no volver a ver esto hasta morir", dice Zavala cuando estamos frente al Leviatán.
  +
==Capítulo 7: Comandados==
|-|
 
Español (España)=
 
Llevamos días viajando en busca de Mara Sov, guiándonos por las últimas cartas que intercambió con Zavala. La señal estaba más lejos de lo que creíamos.
 
 
"¿Tienes un momento?", pregunta Ana llamando a la puerta de mi cuarto.
 
 
"Claro".
 
 
"Solo quiero darte las gracias por venir y ayudarme a convencer a Zavala".
 
 
Admito que es una inspiración ver a Zavala con renovadas esperanzas y un objetivo, aunque siga llevando esa barba desaliñada.
 
 
"No habría llegado hasta aquí sin ti", añade.
 
 
Me alegra estar con ella, a pesar de las circunstancias. Se me hace raro volver a tener una hermana.
 
 
"Solo hago lo que tengo que hacer", contesto.
 
 
Ana desvía la mirada. Se nota que quiere algo. Espero pacientemente.
 
 
"Tengo que pedirte otra cosa", dice.
 
 
Lo sabía.
 
 
"Necesito que me enseñes a usar la estasis. Elsie, tú eres la prueba de que no su naturaleza no es necesariamente mala y de que puede controlarse. Si me enseñas a hacerlo, la gente verá que se puede".
 
 
Tenía la esperanza de que no volviera a pedírmelo.
 
 
"No soy ningún ejemplo para nadie, Ana. La estasis no es algo que pueda controlarse sin más. La tentación es constante. Yo sigo luchando contra ella. Aprender a usarla lleva tiempo. Yo todavía no he aprendido a dominarla y no creo que nunca lo haga", respondo.
 
 
"Lo haremos. Y, cuando lo hagamos, los que no nos creyeron se desvanecerán. Recuperaremos nuestro mundo. Lo merecemos".
 
 
"Merecemos lo que tenemos".
 
 
"Habla por ti. Miles de personas murieron mientras tú te quedaste al margen mirando".
 
 
"Si tú supieras, Ana. La Oscuridad...".
 
 
"Siempre hay alguna excusa. ¿Quieres colaborar? Pues ayúdame".
 
 
"Eso intento. ¿Qué es lo que quieres realmente, Ana?".
 
 
"No lo entiendes".
 
 
Sale enfurecida. Veo a Zavala en el pasillo. Lo ha oído todo.
 
 
"¿Estás usando la estasis?", pregunta Zavala condescendiente.
 
 
"¿Tú también?".
 
 
"Vale, vale. Cuando existía la Vanguardia, pensaba que tenía todas las respuestas. Ese fue mi error. Ahora sé que liderar es mucho más que dar órdenes, es también atender las necesidades de los demás. No seas como yo, furioso y controlador. Escucha a tu hermana. Entiende por qué te pide esto".
 
 
"Lo hago".
 
 
"¡Hemos llegado! ¡Nos estamos acercando!", grita Ana y su voz resuena en el pasillo.
 
 
"Esperaba no volver a ver esta cosa en mi vida", dice Zavala al encontrarse cara a cara con el Leviatán.
 
|-|</tabber>
 
 
==Capítulo 7: Comandados / Capítulo 7: Requisado==
 
<tabber>
 
Español (Latinoamérica)=
 
 
"Comandante Zavala, me da gusto verte. O lo que queda de ti", dice la reina Mara Sov con una elegancia mordaz mientras salimos de nuestra nave y abordamos el Leviatán. "Creía que estabas muerto".
 
"Comandante Zavala, me da gusto verte. O lo que queda de ti", dice la reina Mara Sov con una elegancia mordaz mientras salimos de nuestra nave y abordamos el Leviatán. "Creía que estabas muerto".
   
Línea 910: Línea 493:
   
 
"Volveremos a casa, Ikora", dice Zavala lleno de orgullo.
 
"Volveremos a casa, Ikora", dice Zavala lleno de orgullo.
  +
==Capítulo 8: Desplazamiento==
|-|
 
Español (España)=
 
"Comandante Zavala, qué sorpresa volver a verte. O lo que queda de ti", dice la reina Mara Sov con mordaz elegancia mientras desembarcamos y abordamos el Leviatán. "Creía que habías muerto".
 
 
"Parte de mí lo hizo. Me alegra haberte encontrado", dice.
 
 
"Necesitamos todos los aliados que podamos encontrar. Y veo que traes a las hermanas Bray".
 
 
Hago una reverencia. "Un placer, majestad". En el tiempo que pasé con ella, antes de que todo se viniera abajo, aprendí que a la reina le gustan las formalidades.
 
 
Mara me devuelve la sonrisa. "Igualmente, amiga".
 
 
"¿Dónde está Calus?", pregunta Zavala.
 
 
"Desconocemos su paradero. Ya hablaremos de eso en otro momento".
 
 
Está rodeada de cabal y caídos que trabajan junto a lo que queda del ejército insomne. Había oído que algunos habían desertado para unirse a Eris tras los asaltos fallidos de Mara. Todos han perdido mucho a manos de los ejércitos de la Oscuridad.
 
 
"Me sorprende que no haya vex aquí también", dice Ana con brusquedad.
 
 
"Un chiste de mal gusto, majestad", digo dándole un codazo a Ana con la esperanza de que entienda que la reina exige respeto.
 
 
"Los vex están atrapados en el tiempo por culpa de la traidora y de su ejército oscuro", dice Mara.
 
 
"Tenemos algo que quizá pueda cambiar la situación", explica Zavala y señala a Rasputín. "El Estratega puede localizar al Viajero con el algoritmo de Clovis Bray. Sabemos cómo capturarlo, pero necesitamos tu ejército para construir el arnés".
 
 
"Poco a poco, he reunido fuerzas para preparar el contraataque a Eris y la Reina Bruja. Os invitaría a uniros a nuestras filas y jurar lealtad, pero percibo el aroma a Oscuridad que os envuelve", dice Mara mirándome.
 
 
"Mi reina", le respondo inclinando la cabeza, "yo uso la estasis, pero nuestra finalidad es la misma: sobrevivir a esto".
 
 
No parece convencida.
 
 
"Elisabeth, una vez me pediste que eligiera un bando, aunque fuese el equivocado. Dime, ¿tú has elegido el correcto?".
 
 
"Espero que sí, ya que estoy de tu lado una vez más".
 
 
Mara y Zavala intercambian miradas. Él asiente con aprobación.
 
 
"No confundas mi hospitalidad con confianza; eso solo se gana en el campo de batalla".
 
 
Me inclino de nuevo. Ana no lo hace.
 
 
Más tarde, me acerco a los aposentos de la reina, y oigo a Zavala. "Hay que tener cuidado, no me fío de ella. Parece ansiosa por consumir la Oscuridad".
 
 
"Nos esforzaremos por vigilarla de cerca", responde Mara.
 
 
¿Cómo es posible que aún desconfíen de mí?
 
 
"Si las cosas salen mal, lo haré por mi cuenta. Después de todo, Ana es mi amiga", contesta.
 
 
Oh.
 
 
"¿Qué dicen?", Ana me sorprende con su susurro.
 
 
"Nada. Vámonos", contesto en voz baja.
 
 
"¿Tenemos una espía entre nosotros?", exclama Mara. Parece que no tan baja como esperaba.
 
 
"No, señora. Estábamos a punto de entrar para hablar de la estrategia", dice Ana entrando en la sala. ¡Bien pensado! "El Leviatán ofrece posibilidades interesantes".
 
 
"Mi ejército está construyendo el arnés. Pero incluso con las ventajas que crees que tenemos, no estamos listos para la amenaza que nos espera. Eris Morn es más poderosa de lo que podemos comprender. Ella usa la Oscuridad en su máximo exponente".
 
 
"¿Y si hacemos lo mismo, pero con la Luz?", propongo.
 
 
En la infinita extensión del espacio alcanzamos a ver una luz tenue, una baliza. El Viajero.
 
 
"Ahí estás", dice Zavala para sí mismo mientras Mara y su ejército improvisado se preparan.
 
 
A medida que nos acercamos, me invade el asombro. Había olvidado lo grande que es. Tenemos una sola oportunidad.
 
 
"Rojo dice que puede acceder a parte del armamento y de las funciones superiores de la nave. También a las antenas satélite inactivas. Podría ser útil", dice Ana.
 
 
"Por fin buenas noticias", dice Zavala aliviado. "Elisabeth…".
 
 
De pronto, Zavala se desploma en el suelo, se sujeta la cabeza y sus gritos retumban por el Leviatán.
 
 
"¿Qué ha pasado?", pregunta Mara.
 
 
"¡No lo sé! Se ha caído de pronto", contesta Ana.
 
 
Tiene los ojos abiertos de par en par. Se calma y habla.
 
 
"Te necesitamos. Vuelve".
 
 
¿Está hablando con el Viajero?
 
 
"Ya nos elegiste una vez. Danos otra oportunidad, por favor".
 
 
Cierra los ojos y se frota la cabeza.
 
 
"Quiere huir", explica Zavala poniéndose en pie y recuperando la compostura.
 
 
"¿Qué vamos a hacer?", pregunta Ana.
 
 
Zavala suspira. "Lo recuperaremos. Por la fuerza".
 
 
"¡Soltad el arnés!", Mara Sov da la orden y su equipo se pone en marcha.
 
 
Al comprender lo que ocurre, el Viajero emana un brillo intenso y abrasador, demasiado luminoso como para mirarlo. Me tapo los ojos y rezo para que el arnés funcione.
 
 
El Leviatán se sacude y me sujeto a la pared para no caer.
 
 
El resplandor desaparece y mis ojos se adaptan. El arnés se ha enganchado firmemente a la esfera con sus seis brazos. Los aplausos resuenan por el Leviatán. Busco a Ana, pero no la encuentro entre la muchedumbre.
 
 
"Volvemos a casa, Ikora", dice Zavala con orgullo.
 
|-|</tabber>
 
 
==Capítulo 8: Desplazamiento / Capítulo 8: Migración==
 
<tabber>
 
Español (Latinoamérica)=
 
 
"Te escuché el otro día", expreso mientras entro al puesto de Zavala, que está afeitándose. "Ana. Dijiste que acabarías con ella".
 
"Te escuché el otro día", expreso mientras entro al puesto de Zavala, que está afeitándose. "Ana. Dijiste que acabarías con ella".
   
Línea 1084: Línea 558:
   
 
"Tarde o temprano, todos nos volvemos oscuros", exclama Eris con alegría.
 
"Tarde o temprano, todos nos volvemos oscuros", exclama Eris con alegría.
|-|
 
Español (España)=
 
"Te oí el otro día", digo junto a la entrada del cuarto de Zavala, que está afeitándose. "Ana. Dijiste que la matarías".
 
 
Limpia la cuchilla y se lava la cara.
 
 
"Lo haré si es necesario", responde.
 
 
"¿Qué te hace pensar que será necesario?".
 
 
"Conozco a Ana desde hace tiempo. Algo no va bien".
 
 
"¿No decías que tenía que escucharla?".
 
 
"Quería comprobar si tú también estabas afectada".
 
 
"Maldito seas", contesto furiosa.
 
 
"Solo quiero asegurarme de que todo salga bien".
 
 
"De no ser por ella, no estarías aquí. Estarías pudriéndote entre los escombros".
 
 
"¿Has terminado?".
 
 
"Es mi hermana, mi responsabilidad. No te corresponde tomar esa decisión".
 
 
Sé bien de quién es la responsabilidad y él también.
 
 
"Entonces, espero que seas capaz de hacerlo llegado el momento. Por el bien de todos", contesta.
 
 
El Leviatán está en silencio. No se respira la atmósfera de celebración de un ejército victorioso. Parece más bien una marcha fúnebre. No es mi deber alentar a las tropas, así que me coloco al lado de Ana y observo cómo nos acercamos a la Luna, con el Viajero atrapado en el arnés.
 
 
"Todos sabéis qué hacer. Me encantaría deciros que volveremos a vernos, pero sabemos que eso no ocurrirá. Estamos aquí con un solo objetivo: detener a Eris Morn a cualquier precio", dice Zavala.
 
 
Él y Mara se miran y asienten. Zavala pasa por nuestro lado en silencio. También pasa junto a los cabal y los caídos. Supongo que tampoco le gustan las despedidas.
 
 
"Hemos llegado. Preparaos", ordena la reina. "Que quede claro: Eris morirá hoy".
 
 
Avanzamos hacia los transbordadores y dejamos a Rasputín al frente del Leviatán. Me uno a Ana y a Mara en nuestro recorrido hacia la superficie.
 
 
"Ana, todos estos años he hecho lo que tenía que hacer. Pero lamento que nos perjudicara", digo.
 
 
"Deja eso para después. Vamos a ganar".
 
 
Al alunizar, el transbordador emite un ruido ensordecedor que me estremece. La puerta se abre y nos recibe una horda de lacayos. Abrimos fuego. Entre el caos, veo la silueta del Bastión Escarlata. Veo a Eris Morn, absorbiendo poder de debajo de la superficie. Veo un ejército de guardianes oscuros avanzando hacia nosotros.
 
 
Levanto la vista hacia el Leviatán y el Viajero, que emiten un resplandor fosforescente. Lo está haciendo. Zavala se está sobrecargando de Luz que extrae del Viajero con la tecnología de Ghaul. Buena suerte, comandante, y gracias.
 
 
Ana y Mara se abren paso entre enemigos de la colmena y guardianes oscuros. Encuentro a Ana y señalo a Eris. Unidas, desplegamos nuestra ofensiva. Ana abre fuego contra un cazador y yo la cubro. Luego, contengo con estasis a un ogro que viene a por nosotras. Ana suelta una granada a sus enormes pies y, en un instante, queda reducido a polvo. Eris nos descubre y me parece verla sonreír. Toda una brigada de insomnes se alza desde el Bastión, corrompidos con espinos e insignias de la colmena.
 
 
Ha llegado la hora, Estratega.
 
 
Justo cuando los insomnes desertores empiezan a disparar, salen volando por los disparos de la antena satélite, es un espectáculo asombroso. Puedo sentir la frustración de Eris. Entonces la veo, la Oscuridad la envuelve mientras inicia un ritual de invocación.
 
 
Un rayo de Luz cegadora rasga el oscuro cielo con la velocidad de una estrella fugaz y se dirige al Bastión Escarlata.
 
 
Haz que sufran, comandante.
 
 
Choca con la estructura con exquisita precisión, creando una pequeña fisura. Tras unos instantes, una explosión, devastadora y catastrófica, reduce el Bastión a escombros. No se oye más que el eco de un grito ensordecedor que solo puede ser de Savathûn. Mara corre hacia nosotras. "La Bruja se debilita. ¡Ataquemos ahora!".
 
 
Eris recupera la compostura al ver que nos acercamos. "Todos mis detractores unidos en el mismo lugar. Gracias por traerlos, Ana", dice con una sonrisa.
 
 
Miro a Ana, confundida. Ella saca un cuchillo y apunta con él hacia Mara. Intento detenerla, pero no puedo. Algo me paraliza, es Ana. Apuñala a Mara Sov ante nuestras miradas atónitas. "De nada, mi reina". De sus manos gotea estasis mezclada con sangre.
 
 
"Tarde o temprano, todos nos volvemos oscuros", dice Eris satisfecha.
 
|-|</tabber>
 
 
 
==Capítulo 9: El Regreso==
 
==Capítulo 9: El Regreso==
<tabber>
 
Español (Latinoamérica)=
 
 
"¿Qué hiciste?", grito al tiempo que el cuerpo inerte de Mara Sov cae al suelo.
 
"¿Qué hiciste?", grito al tiempo que el cuerpo inerte de Mara Sov cae al suelo.
   
Línea 1215: Línea 620:
   
 
Tengo que salvar a mi hermana.
 
Tengo que salvar a mi hermana.
|-|
 
Español (España)=
 
"¿Qué has hecho?", grito mientras el cuerpo inerte de Mara Sov se desploma.
 
 
"Elsie, era necesario. La Oscuridad no puede prosperar mientras queden creyentes de la Luz. Hay un mundo más allá de este conflicto. Ven conmigo, te lo enseñaré", suplica Ana.
 
 
"¡Esta no es la solución!", grito y preparo la estasis.
 
 
"Elsie, no lo hagas, por favor. Estás a tiempo de unirte. ¿No quieres que volvamos a ser una familia?".
 
 
Así no. No con muerte y traición. Zavala tenía razón. No he olvidado mi promesa.
 
 
"Te perdono por los años que me apartaste. Sé que querías protegerme. Olvida el pasado, volvamos a empezar. Deja que ahora sea yo quien te proteja", habla con tanta sinceridad que comprendo que será imposible razonar.
 
 
Su mirada me dice que sabe lo que pienso. Está dolida, aprieta los dientes para no llorar. Intento levantar la mano para disparar, pero ya es tarde.
 
 
Ana me apuñala en un costado y desconecta los componentes centrales. Mi brazo izquierdo queda inmóvil. Levanto la vista y veo a Eris invocando un portal. El lugar se llena de unidades vex. Nuestro ejército de cabal y caídos queda aniquilado. Una horda de hidras vex abre fuego contra el Leviatán. Si pudiera gritar, lo haría. Hemos perdido. Otra vez.
 
 
De pronto, Eris se inclina hacia mí con una sonrisa siniestra. "¿Ves lo que les pasa a los arrogantes? Dices que lo hiciste para protegerla, pero Ana se sintió abandonada. Dejaste un vacío y la Oscuridad lo llenó".
 
 
"Tienes problemas más graves que ese", respondo mirando al cielo.
 
 
Un ruido desgarrador emana del Viajero. Su brillo se intensifica y la esfera se hincha. Preocupada y confundida, Eris ordena a su ejército que lo destruya con energía oscura.
 
 
"No tenía por qué acabar así", dice Ana llorando mientras me da otra cuchillada. "¡Podríamos haber estado juntas!".
 
 
Finalmente, me libero y la ataco con estasis. Ella queda suspendida en el aire. Veo que intenta liberarse. "¡Ana, ella te ha corrompido!".
 
 
"No, ella me ha dado un propósito!".
 
 
Maldita sea. Sé lo que tengo que hacer.
 
 
La beso en la frente, cojo su cuchillo y se lo clavo. Abre los ojos de par en par y percibo un atisbo de lo que había sido mi hermana. Luego, desaparece y se apaga.
 
 
"Elsie…", se extingue en el vacío. Mi propia hermana. Eris pagará por esto.
 
 
La energía de la Oscuridad que Eris manipula lo cubre todo y se extiende hacia el cielo. Veo al Viajero, su Luz se intensifica a medida que la Oscuridad lo envuelve. Corro hacia Eris, pero ya es demasiado tarde.
 
 
Con una explosión hechizante, la Luz del Viajero lo envuelve todo por completo.
 
 
Entonces, todo se oscurece.
 
 
Despierto.
 
 
Veo una torre. LA Torre.
 
 
Estoy en la Última Ciudad. Es un lugar... próspero. Lleno de vida. Oigo las risas de los niños.
 
 
Hay un pequeño desfile. Me abro paso entre la gente y encuentro a Cayde-6. "¡Creo que por fin lo he conseguido!", grita y un Zavala sin barba lo saluda.
 
 
"Taniks ya ha estado muerto antes", dice Zavala.
 
 
Ikora Rey aparece por detrás, como una visión. "Deja que la nueva Vanguardia de cazadores lo disfrute, se lo ha ganado".
 
 
Estoy harta de esa escena, de escuchar las mismas palabras desde el día en que maté a mi hermana. Esa fue la primera vez. Ya he perdido la cuenta.
 
 
Haga lo que haga, siempre termina igual. Sangre y traición. Y vuelta a empezar. Aquí mismo.
 
 
Siento que me provocan, que me castigan. Me obligan a revivirlo una y otra vez.
 
 
Tiene que haber una salida. La encontraré.
 
 
Tengo que salvar a mi hermana.
 
|-|</tabber>
 
 
[[Categoría:Historia]]
 
[[Categoría:Historia]]

Revisión actual - 21:41 27 feb 2021

Un Futuro Sombrío

Un Futuro Sombrío (en Latinoamérica) o El Futuro Oscuro (en España) es un libro de Historia introducido en Más allá de la Luz. Las entradas se desbloquean progresando la aventura Nacido en la Oscuridad.

Capítulo 1: El Linaje

Otra noche de insomnio. No es que necesite dormir, pero me ayuda a sentirme normal… lo que sea que eso signifique. Escucho ruidos fuera. Probablemente sea una rata buscando comida. Buena suerte.

Ya me cansé de tener que buscar siempre un lugar seguro para descansar, aunque todos están viviendo la misma situación desde que la Última Ciudad cayó.

Escucho el ruido de nuevo. Más fuerte. Alguien está cerca.

Antes de que pueda moverme llega a la cabecera de mi catre.

Me balanceo sobre la tensa tela, agarro mi arma del suelo, ruedo por la habitación y disparo estasis a quien me ataca. La esquiva por completo y dejo mi cama momentáneamente congelada en el tiempo. Disparo y roza su hombro.

"¡Elsie! ¡Espera!".

Nadie me llama así. Excepto ella.

Se quita la capucha. Ha cambiado; veo mucho desgaste, pero es ella. Mi obstinada hermana.

"¿En qué estabas pensando, Ana? ¿Por qué me atacaste?".

"¡Tú me atacaste a mí!".

Hace años que no la veo, desde el Bombardeo. La última reunión familiar no terminó bien.

Una línea carmesí baja por su brazo. "Estás herida".

"Es solo un rasguño. Estaré bien".

"No estás bien. ¿Dónde está esa sabandija? ¿Por qué no te está curando?".

"Dije que es un rasguño".

Algo pasa. La miro fijamente hasta que me da una explicación.

"Ella… se fue", admite Ana a regañadientes. "Dejémoslo así".

No me sorprende oírlo.

"¿Qué haces aquí, Ana?".

"Necesito que me enseñes… que me enseñes a usar la estasis como lo haces tú. Realmente sabes cómo controlarla. No te corrompiste… como ellos".

Parece desesperada. Es una mala señal.

"Ya hemos hablado de esto. Mi respuesta sigue siendo no", digo. Ana es inteligente, pero se deja engañar con demasiada facilidad. Es un milagro que haya terminado como lo hizo. No puedo involucrarme.

"Todos los días debo defenderme a garras y dientes. Sin la Luz y sin el Viajero soy una escoria sentada esperando a que me maten".

"Tengo preocupaciones más importantes".

"¿Que tu familia?", pregunta, para tratar de manipularme.

No funcionará. Recojo mi bolso y salgo por la puerta.

"¿Solo te vas a ir? Bien. Encontraré a alguien más que me ayude a aprender a usar la estasis para poder derrotar a Savathûn".

¿Tan mal están las cosas para ella que desee morir de esa forma?

"Sabes lo que hizo, Ana. La estasis no te salvará. Es una misión suicida".

"Hay otros que también están cansados de vivir con miedo. Podemos encontrarlos".

"Bien. Pues ve a hablar con ellos".

"Escúchame. Podemos atacar con Luz y Oscuridad. Juntas".

"O podemos mantener la cabeza baja y seguir adelante".

"¡No hay ningún otro lugar adonde ir! Si quieres huir, es tu elección. Pero te digo que podemos lograrlo", dice y sostiene un bolso del que saca un disco duro. "Solo necesitamos un poco de ayuda".

"¿Tú… lo tienes?" Pregunto con incredulidad.

"Lo que queda".

El Estratega. Supongo que no desapareció con Marte. Hay potencial, pero el plan es tonto. Aunque Ana parece empeñada en aprender a usar la estasis y, con Rasputín, lo logrará. Una vez que tiene algo en mente no hay nada que la pueda detener.

Siempre pensé que la mejor manera de protegerla era alejarme de ella. Si la rechazo ahora, ¿puedo decir que es por ella?

"El único problema es que está atrapado en este disco duro…", explica. "Le vendría bien un nuevo cuerpo".

Ana me sonríe con timidez. Sabe exactamente qué hacer y cómo provocarme. Ya lo he pensado un millón de veces.

No puedo dejar que mi hermana termine muerta.

"Vendré contigo"

Capítulo 2: Mendicante Itinerante

"Prepárate. No sabemos lo que nos espera", le digo a Ana, mientras estamos frente a la entrada de la Cripta de la Piedra Profunda.

Nos abrimos camino a través del laboratorio destruido. El asedio de Eramis antes del Bombardeo dejó su marca en el lugar. En este lugar encontró la Oscuridad y ayudó a propagarla como una plaga en el mundo. Clovis hizo algo muy parecido en su época.

"Si recuerdo bien, tenemos una larga caída por delante. Será mejor que te aferres a mí", le digo.

Me envuelve con sus brazos sobre mis hombros, y es la primera vez que estoy cerca de una persona en más de 100 años. Puedo oler un poco de sebato de sodio. Pero solo un poco. Hace días que no se baña. Me sujeta con fuerza. Olvidé cómo se sentía esto. Mi cuerpo produce una fugaz sensación de calor.

Nos deslizamos por el cable del conducto del ascensor. Aterrizamos lo más silenciosamente que podemos y permanecemos quietas. No hay nadie aquí abajo, pero la luz está encendida. Alguien estuvo aquí… o sigue aquí.

Mientras nos abrimos paso por el centro de investigación destruido veo que Ana asimila su entorno. Parece como si estuviera familiarizada con el espacio.

"Clovis era un animal. Pero lo que descubrió y construyó es absolutamente increíble", exhala.

Nunca la escuché hablar tan bien del viejo. Se olvida de que yo estaba allí. No se da cuenta de cómo él manipuló nuestro destino hace siglos.

"¡Por aquí!", grita y corre hacia adelante. Después de recorrer varios pasillos llegamos a un callejón sin salida conocido. Todavía está ahí. Control de claridad. Temía ver esto de nuevo. Es un testamento permanente de todo el mal que hizo Clovis.

Quiero alejarme, pero Ana está obsesionada. "Oye, ¿estás lista? Tenemos que seguir", digo.

Vuelve a la realidad. "Disculpa".

Finalmente lo encontramos. El lugar donde nacieron los exos. Ana se cubre la nariz por un olor a podredumbre. Lentamente damos vuelta en la esquina y vemos un cadáver en descomposición aferrado con desesperación a la palanca de una consola. "El Vagabundo…", dice Ana. Es difícil saber cuánto tiempo ha estado aquí. Quitamos su mano de la consola y lo sacamos de la habitación para purgarla del hedor.

"¿Qué crees que estaba haciendo aquí?", pregunto.

"Seguramente lo mismo que nosotras", dice Ana, mientras conecta su disco duro. "Pero él falló. Tal vez sea lo mejor. No merece tener otra oportunidad".

Es deprimente verlo así. Aquí abajo, completamente solo…

Ana trabaja en la consola. "Está cargando. Pronto saldrá de allí. Toma esa palanca".

La tiro y se abre un pestillo, lo que libera el fluido radiolario en un estanque vacío cerca de nosotras. Puedo ver a Ana mirando el lugar en donde encontramos el cuerpo del Vagabundo.

"¿Alguna vez has pensado en lo que podríamos haber hecho de otra forma?", cuestiona.

Todo el tiempo.

"La verdad no", respondo.

"Una gran parte de toda esta muerte y destrucción se originó en nosotras; en nuestra familia. Sé que Clovis fue responsable de muchas cosas. Fue responsable de traer la Oscuridad a este mundo".

"¿Cómo lo sabes?", pregunto.

"Encontré un diario la última vez que estuve aquí. Es viejo y la mitad de las páginas fueron arrancadas, pero tenía mucha información sobre él que pude recuperar".

Por supuesto que ha estado aquí antes. Es obvio que no me está diciendo toda la verdad.

"¿Qué más decía?", la interrogo.

"Además de experimentos e informes censurados, había historias y recuerdos sobre nuestra familia. Todo desde su perspectiva, de manera que él nunca fuera el villano. De todos modos, tal vez no era tan malo como pensábamos. Parecía preocuparse por nosotras, a su manera".

"¿En serio?"

"Hizo algunas cosas buenas, Elsie".

"Yo estaba allí, Ana. Vi lo que hizo. Estaba demente. Por supuesto que nunca fue un villano en sus propias historias".

Nos sentamos un rato y esperamos en silencio.

El estanque comienza a burbujear. Ana se pone de pie con un salto mientras una elegante mano de metal emerge del líquido. Lentamente, el exo se eleva. El sedoso fluido gotea de los zarcillos que unen las partes. Finalmente, da sus primeros pasos fuera de la piscina.

"¿Rojo?", Ana pregunta con timidez.

Su cabeza gira. Sus ojos brillantes de escarlata se encuentran con los nuestros, y habla… en ruso.

"Bienvenido de nuevo, viejo amigo", le dice Ana.

Esto está funcionando.

Capítulo 3: Sin Torre

Sigo pensando en el Vagabundo en el sótano de la Cripta de la Piedra Profunda y me pregunto cuándo me pasará a mí. ¿Habría terminado muerta, sola y oxidada si Ana no me hubiera encontrado?

La Última Ciudad se ve peor de lo que recordaba. Los edificios nivelados y las construcciones despojadas de su vitalidad contaminan lo que una vez fue el último vestigio de esperanza de la humanidad. El comercio, los niños, la vida bulliciosa… no queda nada. Es difícil pensar en ese día. El Bombardeo. Nos atacaron por todos lados. Eramis, los cabal, Savathûn, todos sobre nuestros refugios, al mismo tiempo. Nunca nos recuperamos. Cuando los guardianes oscuros atacaron a Eramis y a los cabal, los únicos que quedaron vivos se escondieron.

Rasputín dice algo en ruso que no entiendo y Ana se ríe. Me pregunto si es así como se siente estar de nuevo con amigos, mientras miro fijamente al cielo vacío donde antes se erguía la Torre.

"Te llevabas bien con la Vanguardia, ¿verdad?", le pregunto.

"No diría que bien. Teníamos una relación laboral. Confiaban en mí".

"Aun así, debió ser agradable. Lo más cercano a una familia".

"Si Zavala pudiera oír eso…", dice y se queda en silencio. Una expresión pensativa redondea las líneas de su rostro. "¿Cómo era la nuestra? Nuestra familia… antes de todo esto".

"¿No lo averiguaste con tu investigación, Ana?"

"Estuviste con ellos… con nosotros. Sabes cómo eran en realidad".

"No lo sé. Éramos una familia".

"¿Puedes intentarlo por mí? Sabes que no recuerdo nada. Pasaste tiempo con ellos. Debes ser capaz de decirme algo. Lo que sea. ¿A qué olía el cabello de mamá? ¿Cuál era la canción favorita de papá?".

"Yo no… recuerdo todo. Clovis se aseguró de eso".

"Entonces, dime lo que sabes", responde.

"No quiero tener esta conversación".

"No tienes derecho a ocultármelo. ¡También es mi vida!".

"¡Basta, Ana!".

Detrás de nosotros, oímos la carga de un fusil.

Ana me mira y dirige sus dedos hacia su arma. "No queremos problemas".

Mi mano se congela con estasis mientras el puño de Rasputín se cierra con firmeza.

"Vinieron al lugar equivocado", dice el fusilero.

Ana gira su cabeza hacia él. "¿Zavala?"

Echo un vistazo. Ante nosotros se encuentra el otrora orgulloso comandante de la Vanguardia, desaliñado y harapiento. Su espantosa barba blanca es tan densa como una puerta de acero. Y tiene aspecto de que tan solo una suave brisa le quitaría la muleta y la única pierna que le queda. También debieron llevarse a su espectro. Es triste ver el deterioro de un cuerpo que ha sido despojado de su Luz.

"¡Comandante! ¡Estás vivo!", exclama Ana.

Pero él no baja su fusil.

"Soy yo, Ana…", dice ella con dolor en la voz.

La expresión de Zavala no cambia.

"Tenemos un plan para acabar con Savathûn. Necesitamos hablar con Ikora Rey. ¿Está aquí?", pregunto.

Hace una mueca. "Claro que está", dice y apunta con su fusil hacia los restos flotantes de la Torre. "Bien enterrada bajo todo eso".

Capítulo 4: Sin Protección

Vemos a Zavala con incredulidad. Es frío e insensible. Es todo lo que había oído sobre él. Algunas cosas nunca cambian.

"¿Ikora desapareció?", pregunta Ana.

"Junto con todo lo demás. Lo que sea que esperaban encontrar, no está aquí. Es mejor que se vayan".

"No, espera. Podrías ayudarnos", suplica Ana.

Él se da la vuelta y se aleja cojeando con su muleta. Ana levanta las manos con frustración. Yo sacudo la cabeza, pero ella lo sigue con Rasputín a su lado.

"Comandante, todo esto tiene que ver con Savathûn. Si podemos eliminarla por completo, tal vez haya esperanza…".

Se detiene. "No la hay".

"No puedes solamente rendirte. Ikora no lo haría…", dice ella.

Zavala se vuelve hacia Ana. "Eres igual que ella. Siempre lo fuiste. Terca y convencida de que haces lo correcto. Así es como ella terminó ahí". Apunta hacia los escombros. "Sigue así y compartirás su destino. Estoy seguro de que Savathûn lo haría con gusto".

"Ana, esto no nos va a llevar a ninguna parte. Vámonos", le digo. Seguro ella se da cuenta de lo destruido que él está.

"No me iré. ¡Sin Ikora, él es lo único que nos queda!", exclama Ana.

"¡No quiere ayudarnos!".

"¡Eres un cobarde!", le grita Ana.

"¿Cobarde? Hice todo lo que pude para salvar la Ciudad. Y a ella. Pero no teníamos más opciones. Igual ustedes dos. Fue… nuestra ruina", dice Zavala. Sacude la cabeza y suspira. "Parece que también será la suya".

"Comandante…".

"Ya no soy comandante de nada".

Eso nos deja sin palabras.

"No tuve oportunidad de disculparme, de arreglar las cosas. Después, cuando la vi de nuevo, era demasiado tarde. No comentan los mismos errores que yo".

Veo lo mucho que eso le duele a Ana. Maldita sea. Está bien, ayudaré.

"Ana no lo recuerda, pero nuestro padre… lo que recuerdo de él… era un hombre terco. Él y yo peleábamos todo el tiempo, pero nunca me fui sin decirle que lo quería. La única vez que lo olvidé, nunca regresó. Hemos cometido errores, Zavala. Todos nosotros. No repetiremos los tuyos esta vez… si luchamos juntos", le digo. Zavala me mira de arriba abajo.

"Así que eres la famosa Elisabeth Bray".

"Lo soy".

"Nos habrías podido ayudar antes".

"Como cuando llegaron las Pirámides", apunta Ana.

"Nuestros problemas comenzaron mucho antes de eso", dice Zavala. "Solo eran las hojas de un árbol que se plantó hace mucho tiempo. En su momento, la Vanguardia realizó algunas misiones secretas en el Jardín Negro. Intentamos reprimir al Corazón Negro, pero acabó corrompiendo a los guardianes con quienes tuvo contacto. De ahí surgieron los guardianes oscuros… y la Oscuridad se propagó lentamente".

"Estoy aquí ahora. Eso es lo que importa".

"¿Quién es el otro exo?", pregunta Zavala.

Rasputín se presenta.

"¿Tienen al Estratega? Increíble. Entonces… ¿por qué necesitarían mi ayuda? Él es mucho más poderoso que yo".

"Rasputín es un arma, pero debemos saber hacia dónde apuntarla", contesta Ana.

"Por eso cualquier información para encontrar a Savathûn nos sería útil. Creímos que si podíamos aliarnos con la Oscuridad y la Luz tendríamos una oportunidad. Hallar simetría donde falló la firmeza", sostengo.

"La vieja canción", medita. "Aunque pudiera ayudar, el Estratega no bastará. No bastará para lo que hay más allá de Savathûn. Ella es solo un peón".

"¿Qué quieres decir?".

"A quien quieren es a la bruja real, buscan a Eris Morn".

Capítulo 5: Otrora Todopoderoso

Seguimos a Zavala a su hogar en los escombros del Todopoderoso que se estrelló hace mucho tiempo.

"¿Recuerdas esto, Estratega? Nuestro gran éxito", dice Zavala y en su rostro se esboza media sonrisa apagada por los años de reclusión. "Nuestra última victoria".

Rasputín se abre paso hasta una consola y se conecta. "Ahí hay archivos que he intentado descifrar durante años. Tal vez tú tengas mejor suerte", dice Zavala. Enciende una fogata y prepara una tetera.

"No puedo imaginar que Eris…", dice Ana con la voz apagada por la impresión.

"Eris no era especial. Se corrompió tan fácil como el resto. Vino conmigo tras encontrar un artefacto dentro de una Pirámide en la Luna y nos engañó. El Bombardeo fue su golpe maestro, fue lo que nos demostró que la Oscuridad destruye todo lo que toca".

Mi hermana me lanza una mirada cómplice y algo esperanzada.

"¿Qué pasó ese día? Ha sido imposible hallar relatos certeros", dice Ana.

"Nos superaban en números. Cuando la Reina Bruja me encontró, me llamó 'el no creyente' mientras me arrancaba la pierna de la articulación, apartaba la Luz de mi espectro y me desechaba como basura. A Ikora le fue peor".

Miro a Ana, que procesa cada una de las palabras palabra mientras contiene las lágrimas. Las ganas de consolarla me invaden desde el interior, pero reprimo el sentimiento. Esa no es mi misión.

"Busqué al Viajero, esperaba que nos salvara de esta atrocidad. Pero en vez de eso, solo… se fue. Nos abandonó cuando más lo necesitábamos. Quise alcanzarlo. Hacer que se quedara. Hacer que nos salvara como siempre pensamos que haría. Pero eso fue todo. Se fue. Las fuerzas cabal acabaron con el resto".

Rasputín interrumpe. "¿Qué dices, Rojo?", pregunta Ana.

"¿Dijo lo que creo que dijo?", pregunto mientras me reincorporo.

"Dice que los planes de Ghaul de atrapar al Viajero y extraer su Luz, los planos, todo está aquí. Los está copiando en este momento".

Mi mente se acelera. Zavala estaba sentado en una mina de oro.

"Parece que tendrás oportunidad de capturar al Viajero después de todo", manifiesto con vigor. "Lo traemos aquí, lo obligamos a luchar y restauramos la Luz".

"Primero tendrías que encontrarlo", dice Ana. Su voz tiene un tono de duda. Es como si de verdad no le gustara este plan.

Rasputín vuelve a decir algo en ruso. "¿Qué está diciendo?", pregunta Zavala.

"Puede rastrearlo. Al Viajero", le respondo. "Clovis instaló esa característica como medida de seguridad, por si intentaba escapar".

"Incluso si Rojo lo rastreara, necesitaríamos un ejército para construir el dispositivo de Ghaul", dice Ana con pesimismo.

"Ana, esta es la mejor oportunidad que vamos a tener. ¿Me arrastraste hasta aquí para rendirte ahora?", pregunto.

"No… no, tienes razón. Podemos encontrar la manera de lograrlo".

Zavala sonríe levemente al vernos.

"¿Qué dices tú, Comandante? ¿Un último viaje por Ikora?", Ana siempre sabe qué decir.

"Supongo", dice Zavala. "Si este es el fin de mundo, más vale caer luchando".

Los ojos se Ana se iluminan. "Igual necesitaremos ese ejército".

"Sé de alguien que dirige un ejército y tiene asuntos pendientes con Eris", dice Zavala. "Debemos encontrar a Mara Sov".

Capítulo 6: Cuestión de Confianza

Hace varios días que viajamos, buscamos a Mara Sov basándonos en lo último que le escribió a Zavala. La señal estaba más alejada de lo que esperábamos.

"¿Tienes un minuto?", pregunta Ana, mientras toca a la puerta de mi habitación.

"Sí".

"Solo quiero agradecerte. Por venir conmigo y ayudarme a convencer a Zavala".

Lo admito, ha sido inspirador ver a Zavala renovado y con un propósito, aunque haya decidido dejarse esa horrible barba.

"No habría llegado tan lejos sin ti", concluye.

He disfrutado estar con ella, a pesar de las circunstancias. Es raro tener de nuevo una hermana después de tanto tiempo.

"Solo hago mi trabajo", le contesto.

Ana me observa. Me doy cuenta de que quiere algo, así que espero.

"Necesito algo más de ti", dice.

Lo sabía.

"Necesito que me enseñes a usar la estasis. Elsie, eres la prueba de que no es mala de forma intrínseca. Puede controlarse. Muéstrame cómo y la gente verá que es posible".

Pensaba que este asunto ya estaba zanjado.

"No represento a ningún movimiento, Ana. La estasis no es algo que solo se controle. La tentación es constante. Sigo luchando, incluso ahora. Usarla toma tiempo, disciplina. Ni siquiera yo la he dominado. No sé si algún día lo lograré", le digo.

"Lo haremos. Y cuando eso pase, todos los que se oponen desaparecerán. Recuperaremos nuestro mundo. Merecemos recobrarlo".

"Merecemos lo que tenemos".

"Habla por ti sola. Muchísimas personas murieron mientras te mantenías al margen y veías todo derrumbarse".

"Si solo supieras, Ana. La Oscuridad…".

"Siempre tienes una excusa. ¿Quieres hacer tu parte? Pues da un paso adelante y ayúdame con esto".

"Lo estoy intentando. ¿De qué se trata esto en verdad, Ana?".

"De verdad no lo entiendes".

Se va furiosa y deja un rastro de humo detrás. Alcanzo a ver a Zavala en el corredor. Estaba escuchando.

"¿Estás usando estasis?", pregunta Zavala con condescendencia.

"¿Ahora tú también me vas a sermonear?".

"No. Cuando existía la Vanguardia, creía tener todas las respuestas. Tal vez ese fue el error. Ahora sé que liderar tiene que ver con dar órdenes además de oír las necesidades de las demás personas. No seas como era yo… furioso y controlador. Escucha a tu hermana. Piensa por qué te pide esto".

"Ya lo he hecho".

"¡Llegamos! ¡Nos estamos acercando!", grita Ana y su voz resuena en el corredor.

"Esperaba no volver a ver esto hasta morir", dice Zavala cuando estamos frente al Leviatán.

Capítulo 7: Comandados

"Comandante Zavala, me da gusto verte. O lo que queda de ti", dice la reina Mara Sov con una elegancia mordaz mientras salimos de nuestra nave y abordamos el Leviatán. "Creía que estabas muerto".

"Parte de mí lo estaba. Me alegra haberte encontrado", dice.

"Necesitamos todos los aliados que podamos conseguir. Y veo que vienes con las hermanas Bray".

Hago una reverencia. "Qué gusto verte de nuevo, majestad". En el tiempo que pasé con ella, antes de que todo colapsara, aprendí que la reina es quisquillosa con las formalidades.

Mara me devuelve la sonrisa. "Igualmente, amiga".

"¿Dónde está Calus?", pregunta Zavala.

"Desconocemos su paradero. Pero eso es un problema para discutir en otro momento".

Está rodeada de cabal y caídos que trabajan junto a lo que queda del ejército de los insomnes. Oí que algunos desertaron para unirse a Eris tras los asaltos fallidos de Mara. Todos han perdido mucho ante los ejércitos de la Oscuridad.

"Me sorprende que no tengan vex aquí también", dice Ana de manera descortés.

"Mi hermana tiene un mal sentido del humor, majestad", digo y le doy un codazo a Ana con la esperanza de que entienda que la reina espera respeto.

"Los vex quedaron atrapados en el tiempo por obra de la traidora y su ejército oscuro", dice Mara.

"Tenemos algo que quizá pueda cambiar la situación", explica Zavala y señala a Rasputín. "El Estratega puede localizar al Viajero con el algoritmo de rastreo de Clovis Bray. Sabemos cómo capturar al Viajero una vez que lo encontremos, pero necesitaremos tu ejército para construir un arnés".

"Poco a poco reuní fuerzas para preparar el contraataque a Eris y la Reina Bruja. Los invitaría a unirse a nuestras filas y jurar lealtad, pero puedo percibir el aroma de la Oscuridad que los rodea", dice Mara mientras me observa.

"Mi reina", le respondo a la vez que inclino mi cabeza, "yo uso la estasis, pero nuestro objetivo es el mismo: sobrevivir a esto".

Se muestra escéptica.

"Elisabeth, en una ocasión me pediste que eligiera un lado, aunque fuese el equivocado. Dime, ¿elegiste el correcto?", me pregunta.

"Creo que sí, porque estoy a tu lado una vez más".

Mara y Zavala intercambian miradas; él valida lo que se dijo asintiendo.

"No confundas mi hospitalidad con confianza; eso solo se gana en el campo de batalla".

Me inclino una vez más. Ana no lo hace.


Más tarde, cuando me acerco a los aposentos de la reina, alcanzo a escuchar a Zavala. "… ser cuidadosos, no confío plenamente en ella. Parece que ansía la Oscuridad".

"Nos esforzaremos para prestarle atención especial a eso", responde Mara.

¿Cómo es posible que aún desconfíen de mí?

"Si las cosas salen mal, lo haré por mi cuenta. Después de todo, Ana es mi amiga", contesta.

Oh.

"¿Qué dicen?", Ana me sorprende con su murmuro.

"Nada. Vámonos", le contesto en voz baja.

"¿Tenemos una espía entre nosotros?" exclama Mara. Supongo que mi voz no fue suficientemente baja.

"No, señora. Estábamos a punto de entrar para hablar sobre nuestra estrategia", dice Ana mientras ingresamos a la habitación. ¡Bien pensado! "El Leviatán nos ofrece algunas posibilidades interesantes".

"Mi ejército está construyendo el arnés en este momento. Pero incluso con las ventajas que crees que tenemos, aún no estamos listos para superar la amenaza que enfrentamos. Eris Morn es más poderosa de lo que incluso yo alcanzo a comprender. Está usando la Oscuridad a su máximo potencial".

"¿Qué tal si conseguimos hacer lo mismo… pero con la Luz?", expongo.


Entre la infinita extensión del espacio alcanzamos a ver una luz tenue, una baliza. El Viajero.

"Ahí estás", Zavala habla para sí mismo, mientras que Mara y su ejército improvisado se preparan.

A medida que nos acercamos me invade el asombro. Había olvidado lo enorme que es. Tenemos una oportunidad para conseguirlo.

"Rojo dice que puede acceder a una parte del armamento y de las funciones superiores de la nave. También a las matrices satelitales inactivas. Eso podría servirnos", dice Ana.

"Al fin tenemos buenas noticias", Zavala dice y suspira. "Elisabeth…".

De pronto, Zavala se desploma, sujeta su cabeza y lanza un grito tan fuerte que retumba por todo el Leviatán.

"¿Qué sucedió?", pregunta Mara.

"¡No lo sé! Solo se cayó", contesta Ana.

Abre sus ojos por completo. Se tranquiliza y luego habla.

"Te necesitamos. Vuelve con nosotros".

¿Acaso…? ¿Le está hablando… al Viajero?

"Ya nos elegiste una vez. Concédenos otra oportunidad, por favor".

Cierra los ojos y se frota la cabeza.

"Intenta escapar", explica Zavala mientras se pone de pie y recupera la compostura.

"¿Qué haremos ahora?", pregunta Ana.

Zavala se concentra y libera un suspiro profundo. "Lo recuperaremos. Por la fuerza".

"¡Lancen el arnés!", Mara Sov da la orden y su equipo comienza a trabajar en ello.

Al percatarse de lo que ocurre, el Viajero comienza a emanar un brillo intenso y abrasador. Su fulgor es demasiado potente como para poder mirarlo. Me cubro los ojos y solo espero que el arnés funcione.

El Leviatán se sacude y me sujeto de la pared para no caerme.

El resplandor desaparece y mis ojos se adaptan al cambio. En efecto, el arnés se engancha como un percebe y sujeta firmemente a la esfera con sus seis brazos. Los aplausos resuenan por todo el Leviatán. Busco a Ana, pero no la encuentro entre tantas personas.

"Volveremos a casa, Ikora", dice Zavala lleno de orgullo.

Capítulo 8: Desplazamiento

"Te escuché el otro día", expreso mientras entro al puesto de Zavala, que está afeitándose. "Ana. Dijiste que acabarías con ella".

Limpia la hoja y se lava la cara.

"Si es necesario, sí", responde.

"¿Qué te hace pensar que sería necesario?".

"Conozco a Ana desde hace mucho. Algo anda mal".

"¿Y no fuiste tú quien me sugirió que la escuchara?".

"Quería comprobar si algo andaba mal contigo también".

"Eres un bastardo", le contesto furiosa.

"Solo me aseguro de que tengamos éxito".

"De no ser por ella, no estarías aquí, sino pudriéndote entre los escombros".

"¿Ya terminaste?".

"Es mi hermana, mi responsabilidad. No te corresponde tomar esa decisión".

Sé bien quién es responsable de esto y, en este momento, él también lo sabe.

"Entonces espero que tengas la fuerza para hacerlo, si se presenta ese caso. Es por el bien de todos", me contesta.


El Leviatán permanece en silencio. No se respira la atmósfera de un ejército que se lanza de lleno por la victoria. Parece más bien una marcha de la muerte. No es mi deber alentar a la gente, así que me voy al lado de Ana y observo cómo nos acercamos a la Luna, mientras tenemos al Viajero atrapado con el arnés.

"Ya todos saben qué hacer. Quisiera decir que nos volveremos a ver después de esto, pero sabemos que eso no ocurrirá. Estamos aquí con un solo propósito: detener a Eris Morn, cueste lo que cueste", dice Zavala.

Él y Mara se miran y asienten. Zavala pasa a nuestro lado sin decir ni una sola palabra; luego por el de los los cabal y el de los caídos. Supongo que tampoco le agradan las despedidas.

"Al fin llegamos, prepárense", la reina da la orden. "Que no quepa duda: Eris morirá hoy mismo".

Nos apresuramos hacia los transbordadores mientras que Rasputín se encarga de pilotar el Leviatán. Me uno a Ana y a Mara en nuestro recorrido hacia la superficie.

"Ana… todos estos años he hecho lo que tenía que hacer. Pero lamento que fuera a costa de nosotras", explico.

"Deja eso para después. Vamos a ganar".

Al tocar el suelo, el transbordador provoca un ruido ensordecedor que me estremece por completo. La puerta se abre y somos recibidos con un ataque frontal de lacayos. Salimos disparando. Todo es caótico, pero entre la confusión ubico el Bastión Escarlata. Veo a Eris Morn, quien absorbe poder de debajo de la superficie, y veo un ejército de guardianes oscuros que se precipitan hacia nuestra dirección.

Levanto la mirada hacia el Leviatán y el Viajero, que resplandecen como una nube fosforescente. Lo está haciendo. Zavala se está sobrecargando con Luz, la extrae del Viajero mediante los planes y tecnología de Ghaul. Buena suerte, comandante, y muchas gracias.

Ana y Mara se abren paso por la colmena y luchan sin piedad contra los guardianes oscuros. Encuentro a Ana y señalo a Eris. Desplegamos nuestra ofensiva a la par. Ana abre fuego contra un cazador mientras yo la cubro y reviento con estasis a un ogro que se aproxima. Ana suelta una granada en los enormes pies del enemigo y, en un instante, solo queda el polvo. Eris nos descubre y puedo jurar que está sonriendo. Toda una brigada de insomnes se alza desde la parte posterior del Bastión, degradados con espinos e insignias de la colmena.

Llegó la hora, Estratega.

Justo cuando los insomnes desertores comienzan a disparar en el campo de batalla, salen volando a causa de las matrices satelitales; es un espectáculo asombroso. Puedo sentir la frustración de Eris. Y entonces la veo envuelta por la Oscuridad mientras realiza un ritual de invocación.

Un rayo de Luz deslumbrante rasga el cielo negro con la velocidad de una estrella fugaz y se dirige directo al Bastión Escarlata.

Haz que sufran, comandante.

Él choca con la estructura con tanta precisión que solo crea una pequeña fisura. Tras unos instantes, una devastadora explosión centelleante reduce el Bastión a escombros. Se escucha un grito ensordecedor por todo el campo, solo podría ser Savathûn. Mara corre hacia nuestra posición. "La Bruja es vulnerable. ¡Ataquemos ahora!".

Eris recupera el equilibrio cuando nos acercamos. "Todos mis detractores reunidos en un solo lugar. Gracias por traerlos ante mí, Ana", dice con una sonrisa.

Volteo hacia donde está Ana, no entiendo. Ella saca un cuchillo y se prepara para atacar a Mara. Hago un movimiento para detenerla, pero no lo consigo. Algo me paraliza… es Ana. Ella apuñala a Mara Sov ante nuestras miradas. "Con mucho gusto, mi reina". Sus manos se cubren de estasis y sangre.

"Tarde o temprano, todos nos volvemos oscuros", exclama Eris con alegría.

Capítulo 9: El Regreso

"¿Qué hiciste?", grito al tiempo que el cuerpo inerte de Mara Sov cae al suelo.

"Elsie, escúchame: era necesario. La Oscuridad no puede prosperar mientras queden creyentes de la Luz. Hay un mundo más allá de este conflicto. Ven conmigo," suplica Ana.

"¡Esta no es la solución!", grito y preparo mi estasis.

"Elsie, no hagas esto, por favor. Aún estás a tiempo de unirte. ¿Acaso no quieres que volvamos a ser una familia?".

No de esta manera. No con muertes y traiciones. Zavala tenía razón respecto a ella… recuerdo la promesa que hice.

"Te perdono por todos los años que te alejaste de mí. Sé que tratabas de protegerme. Olvida el pasado, empecemos de nuevo. Si lo permites, ahora seré yo quien te proteja", me dice con tanta sinceridad que sé que será imposible razonar con ella.

La mirada en el rostro de Ana me dice que sabe lo que pienso. De verdad está muy dolida, aprieta los dientes para no llorar. Trato de levantar la mano para dispararle, pero ella ya está en acción.

Ana inicia el ataque, me apuñala en un costado y desconecta los componentes del núcleo. Mi brazo izquierdo queda inmóvil. Levanto la mirada y veo a Eris invocando un portal. El lugar se llena de fuerzas vex. Nuestro ejército de cabal y caídos quedan destrozados. Una horda de hidras vex abre fuego contra el Leviatán. Si pudiera llorar, lo haría. Perdimos. Otra vez.

De pronto, Eris se alza sobre mí con una sonrisa siniestra. "¿Ves adónde te lleva creer que tienes la razón? Dices que fue para protegerla, pero lo único que Ana sintió fue abandono. Dejaste un vacío y la Oscuridad lo llenó".

"Tú tienes problemas más serios", le respondo y miro al cielo.

Un ruido desgarrador emana del Viajero. La intensidad de su brillo empieza a aumentar. Preocupada y confundida, Eris les ordena a sus fuerzas que se concentren en destruirlo con energía oscura.

"No tenía por qué ser así", Ana llora mientras me clava el cuchillo de nuevo. "¡Podrías haber estado a mi lado!".

Finalmente destrozo mi propia atadura y la ataco con estasis. Ella sale volando hacia atrás y queda suspendida en el aire. Veo que sufre. "¡Ana, ella te corrompió!".

"No… ¡ella me dio un propósito!".

Maldita sea. Sé bien lo que debo hacer.

Beso su frente, giro su cuchilla y se la entierro. Sus ojos se abren y veo a la persona que era mi hermana volver, antes de desvanecerse.

"Elsie…", se extingue en el vacío. Mi propia hermana… Eris pagará por esto.

La energía de la Oscuridad que Eris manipula cubre el entorno y se eleva hacia el cielo. Veo al Viajero, su luminosidad crece a medida que la Oscuridad lo encapsula. Corro hacia Eris, pero ya es demasiado tarde.

Con una explosión hipnotizante, la Luz del Viajero envuelve todo por completo.

En ese momento, todo se vuelve oscuro.

Despierto.

Veo una torre. LA Torre.

Me encuentro en la Última Ciudad. Es un lugar… próspero. Lleno de vida. Hay niños riendo.

Hay un pequeño desfile. Me abro paso entre la multitud y encuentro a Cayde-6 en medio de todo. "¡Creo que por fin lo logré!" grita; y Zavala, sin barba, lo saluda.

"Taniks ya ha estado muerto antes", responde Zavala.

Ikora Rey sale detrás de él como una visión. "Deja que el nuevo cazador de la Vanguardia lo disfrute, se lo merece".

Ya me cansé de ver esta escena, de escuchar estas palabras desde el día que maté a mi hermana. Esa fue la primera vez. Ya perdí la cuenta ahora.

Siempre termina igual, sin importar lo que haga. Sangre y traición. Luego regreso a donde empecé: aquí mismo.

Siento que algo me provoca, me castiga. Me obliga a vivir esto una y otra vez.

Debe haber una salida. La encontraré.

Tengo que salvar a mi hermana.