Destinypedia
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==Confesión de esperanza|Parte uno==
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==Confesión de esperanza|Parte uno/Confesión de esperanza|Primera parte==
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La elección me atosiga.
 
La elección me atosiga.
   
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(Fragmento de la última transmisión de un Espectro desconocido)
 
(Fragmento de la última transmisión de un Espectro desconocido)
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Español (España)=
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La elección me persigue.
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No estuvo debidamente razonada. Dejé que la emoción se llevara lo mejor de mí. Los caídos se habían marchado. Los pocos supervivientes se reunieron en la oscuridad de una cueva disimulando su respiración entrecortada y apresurada, reprimiendo el llanto.
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Cuando los encontré, muchas noches antes, también encontré un propósito renovado. Había recorrido aquellos mundos marchitos y moribundos mucho más de lo que me molestaba en recordar, siempre en busca de una chispa que mereciera prenderse.
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Con el tiempo me acabé cansando, pero encontré esperanza en este pequeño grupo de supervivientes. Si no encontraba una sola alma merecedora de la Luz, buscaría otro camino, uno más discreto, para ser de utilidad. Me encargaría de guiar a este pequeño grupo formado por hombres, mujeres y un solo niño desesperados hacia el santuario en expansión bajo el Viajero.
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Si no daba con un héroe que desafiara a la Oscuridad, me encargaría de guiar a los más necesitados hacia la salvación.
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Ganarme su confianza me llevó tiempo. No era de los suyos. Creían que era un ángel. Les dije que no lo era. Me llamaron Tiānshǐ. No puse ninguna objeción.
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El niño estaba fascinado conmigo. Todavía era demasiado pequeño para hablar, y mucho menos para comprender, que su existencia era a la vez una carga y una bendición. Sus padres hicieron lo posible por criarlo y protegerlo con la ayuda, atención y cuidados de sus compañeros de viaje, otrora extraños, pero con los que ahora compartían un vínculo más profundo que la propia sangre, debido a las experiencias vividas tras el fin del mundo.
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Un día como este, en la cueva, encogidos de miedo conforme el rugido del esquife caído se desvanecía a lo lejos en el bosque, la madre soltó un gemido, un sonido que nunca antes había oído y que esperaba no tener que volver a oír nunca.
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Tanto dolor. Tanta tristeza.
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Pena. Sufrimiento. Pérdida.
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Su llanto resonó por todo el bosque. Su marido, sollozando y a punto de derrumbarse, se limitó a abrazarla.
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A ella y al hijo fallecido que sostenía en sus brazos.
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Los demás trataron de calmarlos, temerosos de que los caídos pudieran regresar. El ataque fue rápido y devastador. Veinte muertos. Solo sobrevivieron nueve de la cueva. Observé el bosque con ansia y miedo.
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El dolor de la madre colmaba el espacio entre los gruesos árboles. Me giré hacia ella y lo vi por primera vez: la chispa del hijo.
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Era leve, pero ahí estaba.
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El pequeño no era mi carga. Los elegidos para regresar eran campeones. El niño, sin embargo, era tan pequeño, tan frágil… ¿Qué devoción había demostrado? ¿Qué valentía? ¿Qué había sacrificado? Pero algo en mi interior se resistía…
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¿No era mi propósito más puro el de proporcionar esperanza? Todos los héroes se alzaban para luchar, pero no por sí mismos, sino por toda la humanidad. Si salvar una vida, reparar esta terrible pérdida, no era una causa suficiente… ¿qué lo era entonces?
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Observé a la madre mientras lloraba.
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Noté cómo me henchía. Sentí que mi Luz se intensificaba. Por algún motivo yo no podía controlarlo, era como si algo hubiera llegado a mi interior y hubiera activado un interruptor. Un rayo emergió de mi interior y bañó de Luz el pequeño y magullado cuerpo del niño.
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Pasó un segundo.
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Y empezó a llorar. Todos se mantuvieron en silencio. El obsequio del Viajero se había concedido. Un niño, devuelto a la vida. Y con él, el inicio del fin de mi viaje.
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¿Hice lo correcto? ¿Crecería el niño lo bastante como para alcanzar su culmen físico? ¿Estaría listo, como todos los regresados, para las guerras venideras?
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Pero, entonces, un recuerdo me vino a la mente, uno que nunca antes había tenido en consideración: puede que la muerte hubiera sido lo mejor.
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¿Había salvado al chico o lo había condenado?
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Conforme su llanto resonaba, los supervivientes lo observaban asombrados. Había alegría en su silencio, sorpresa.
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Lo observé y el orgullo comenzó a brotar en mi interior. Había hecho lo correcto.
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Todo esto pasó tan solo hace unos meses, pero parece toda una vida.
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Los caídos han regresado y nosotros huimos. Temo que la promesa del obsequio no baste para salvarnos de la hoja de un pirata.
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(Fragmento de la última transmisión de un Espectro desconocido)
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==El ojo vigilante==
 
==El ojo vigilante==

Revisión del 22:32 28 ago 2020

Historias de Espectros

Historias de Espectros es un libro de Historia de Renegados que contiene cuentos sobre Espectros y sus Guardianes. Las entradas se desbloquean al encontrar Espectros muertos repartidos por todo el juego.

Presión

Ella fue el primer Espectro en llegar, pero en poco tiempo había docenas de ellos, revisando cada pila de escombro que había en la Torre Norte. Vinieron en busca de aquel que los guiaría en sus viajes, el que una vez habló en nombre del Viajero.

"Me llamó Dejana. Antes de conocerlo, no sabía cómo llamarme". Le hablaba a un acorazado rojo, el cual flotaba por encima del lugar donde, una vez, el Orador estudió la Luz. Sus ojos estaban fijos en el nuevo fulgor del Viajero viviente.

"Me llamó Anwar. Nunca encontraste el tuyo, ¿verdad?"

"No". Su viaje se prolongó por siglos, en la Tierra, en la Luna, y en Venus; pero jamás expuesto a ningún alma que creyó digna de la Luz. "Solía pensar que era mi culpa; tal vez lo dudaba demasiado, pero... él me lo aseguró: la humanidad era muy amplia. El don de la Luz debe ganarse, y es mejor ser exhaustivos que permitir que la lleve alguien que es demasiado débil para soportar la carga, o peor, que la use de manera incorrecta. Al menos, él me hacía sentir... útil. Pausé mi búsqueda y le ofrecí mi servicio de cartografía. "¿Tú?"

"Deconstructivista". Anwar se detuvo un momento. Flotó unos cuantos metros hacia el Viajero luminoso viviente. "Dejana, ¿puedes sentirlo?"

Dejana siguió la mirada de Anwar hacia el Viajero. "¿Sentir qué?"

"La presión".

Fue el primer Espectro en llegar, pero no pasó mucho hasta que montones de ellos aparecieron, escaneando cada montaña de escombros que quedaba en la Torre Norte. Vinieron en busca de aquel que los había guiado en sus viajes, aquel que un día habló en nombre del Viajero.

"Me nombró Dejana. Antes de que lo conociera, no sabía siquiera cómo llamarme a mí misma". Estaba hablando con un Espectro de carcasa roja que planeaba por donde el Orador un día había estudiado la Luz. Sus ojos estaban fijos en el nuevo brillo del Viajero viviente.

"A mí me llamó Anwar. Tampoco encontraste el tuyo, ¿no?".

"No". Su viaje había durado siglos, por la Tierra, la Luna y Venus, pero nunca descubrió una sola alma que considerara digna de la Luz. "Solía pensar que era culpa mía, que era demasiado exigente, pero… él me aseguró que la humanidad era inmensa, que el obsequio de la Luz ha de merecerse, y que era mejor ser exigente a terminar con alguien demasiado débil para cargar con todo el peso, o peor aún, usarlo de forma errónea. Al menos, me hizo sentir… útil. Dejé mi búsqueda a un lado y empecé a trabajar para él como cartógrafa. ¿Y tú?".

"Deconstruccionista". Anwar se tomó una pausa. Dio unos pasos en dirección al Viajero viviente. "Dejana, ¿lo notas?".

Dejana siguió la mirada de Anwar hacia el Viajero. "¿Que si noto qué?".

"La presión".

Cazador de Espectros

Las advertencias del Orador fueron claras: Siempre preocúpate por la Luz. Si sientes que es débil, es porque te alejaste demasiado. Existen lugares que incluso la luz del Viajero no llega a tocar.

Ahora, estoy aquí, perdido en una imitación sombría conocido como el Arrecife. Y no hay ningún hilo de Luz que me toque. Pero eso... eso es lo que quería mi guardián.

Su nombre es Cyrell; y Cyrell me llamó Strain. Lo encontré en las orillas lejanas de Mercurio, en un valle que aún no había sido tocado por la transformación vex. Parecía ser resistente, inquebrantable, anciano y sabio. Estuve tanto tiempo buscando a mi otra mitad que no lo dudé. Si lo hubiera considerado un momento más, habría sentido todo el cansancio, agobio y pesar en su alma, y lo habría dejado en paz. Y no sería un asesino de mi familia.

Cyrell me contó que vino al Arrecife en busca de insomnes. Me contó historias sobre cómo esta descendencia lejana de la humanidad había regresado a Sol con un conocimiento sin precedentes. Creía que tenían la respuesta a una pregunta que no quiso compartirme. Sin embargo, ahora sé que en realidad vino para perdonarme la vida.

Me confesó que no podía soportar otra batalla o pelea en el nombre de algo que casi nadie podía comprender. A pesar de que no podía recordar su pasado, sabía en el fondo que ya había peleado su última guerra.

No podía matarme. Era su amigo. No mataba a sus amigos. Tampoco iba a suicidarse; era el camino del cobarde, del débil. Y si el único propósito de los Espectros era resucitar a los muertos para asesinar en el nombre de fuerzas inexplicables, ya no podía permitir que eso sucediera. Iba a romper el ciclo. Les perdonaría la vida a sus hermanos y hermanas en armas. Dejaría descansar a los muertos.

Muchos años después, nuevamente vi a Cyrell, vestido en una armadura de aspecto lamentable, arrastrando una cadena de Espectros asesinados en el nombre de la paz. Aún busca un insomne que pueda responderle la única pregunta que lo ha acechado desde su renacimiento.

Si eres un Espectro que aún no ha encontrado su elegido, escucha esta advertencia: Cyrell, el cazador de Espectros, finalizará tu búsqueda por ti. Si eres un insomne y por las dudas tienes la respuesta que él busca, te lo ruego, no le guardes secretos.

Tu vida dependerá de ello.

Los avisos del Orador eran claros: cuidado con la Luz. Si sientes que se disipa, entonces has ido demasiado lejos. Hay lugares a los que ni siquiera la Luz del Viajero ha llegado.

Y aquí estoy ahora, sin rumbo en este caos sombrío conocido como el Arrecife. Sin un solo atisbo de Luz que me acaricie. Pero eso… eso es lo que quería mi guardián.

Se llama Cyrell, y él me nombró Strain. Lo encontré en los lejanos márgenes de Mercurio, en un valle donde la transformación vex nunca había llegado. Parecía fuerte, inquebrantable, viejo y sabio. Había buscado durante tanto tiempo a mi mejor mitad que no lo dudé. Si me lo hubiera pensado un instante más, habría notado también lo cansada, abrumada y enmarañada que estaba su alma, y lo habría dejado en paz. Así no habría terminado asesinando a uno de los míos.

Cyrell me dijo que habíamos venido al Arrecife en busca de insomnes. Él había oído historias sobre cómo este grupo de descendientes lejanos de la humanidad había regresado al Sol con conocimientos sin parangón. Creía que tenían la respuesta a una cuestión que él se negaba a compartir. Ahora sé, no obstante, que habíamos venido aquí porque quería liberarme.

Me confesó que no podía librar una batalla más en nombre de algo que no lograba comprender. Pese a que no lograba recordar su pasado, en el fondo sabía que ya había disputado su última contienda.

No podía matarme. Era su amiga. No iba a matar a una de sus amistades. Tampoco iba a quitarse la vida, sería una cobardía, una muestra de debilidad. Y si el único propósito de los Espectros consistía en alzar a los muertos para asesinar en nombre de fuerzas inexplicables, él no podía dejar que eso sucediera. Terminaría con el ciclo. Perdonaría a sus aliados. Dejaría que los muertos descansaran.

Años más tarde, volví a ver a Cyrell, provisto de una miserable armadura, arrastrando una cadena de Espectros fallecidos en nombre de la paz. Sigue buscando a un insomne capaz de responder a la pregunta que lo persigue desde su reencarnación.

Si eres un Espectro que no ha encontrado aún a su elegido, toma esto como advertencia: Cyrell, el cazador de Espectros, terminará tu búsqueda por ti. Si eres un insomne y, por casualidad, tienes las respuestas que anda buscando, haz el favor de no tener secretos para él.

Tu vida dependerá de ello.

La decisión del elegido/La elección del elegido

Se concentra para resucitarlo una vez más, pero esta vez, duda. Mira a su alrededor, observando la masacre humana que la rodea.

Recuerda su llegada a este pueblo. Cómo la población lo alababa y le daban ofrendas, rogándole que se quedara, que los defendiera, que los mantuviera a salvo.

Al principio no estaba seguro, pero mientras más permanecía en ese lugar y mientras más caídos eliminaba, más lo elogiaban. Ese elogio lo alentaba; comenzó a ilusionarse, a volverse adicto a sus exaltaciones y sus ofrendas.

Mientras más consumía, más se reducían los recursos del pueblo. Lideró expediciones para arrebatarles a otros: sin advertencia ni diplomacia. Demostró su poder como uno de los renacidos y exigió ser alabado como un salvador. Aquellos que antes protegía, ahora morían bajo su mando, y por ello lo veneraban más aún.

Sin importar lo mucho que ella intentó guiarlo de nuevo hacia la Luz y recordarle por qué era un elegido, no podía escucharla por las adulaciones de sus nuevos súbditos. Resurrección tras resurrección, su leyenda floreció mientras que los muertos permanecían muertos; se volvió cada vez más codicioso y despiadado. Dejó de aprender de sus derrotas y comenzó a sentirse que merecía su inmortalidad.

Una noche de invierno, vestido en una armadura dorada, le declaró la guerra a un asentamiento de pescadores y espiritualistas que vivían a la orilla del mar. No sobrevivió hombre, mujer ni niño. Enardecido con la emoción de una victoria sencilla, él y sus seguidores estaban terriblemente preparados para enfrentarse al comité de guerra de caídos que los habían estado acechando desde las últimas lunas. Fueron masacres tras masacres. Y solo él, uno de los renacidos, podría alejarse de esto.

Mira hacia el lado contrario de la masacre humana que la rodea. Mira hacia abajo, al que eligió. Su armadura dorada, opacada por la sangre de sus víctimas y sus adoradores, aún refleja la luz de su único ojo.

Él tomó su decisión. Y por eso, ella también la tomará.

Aleja su mirada de él, de ella y flota hacia el este, en dirección a la luz naciente.

Ella se centra en reencarnarlo una vez más, salvo que, en esta ocasión, duda. Mira a su alrededor, asimilando la matanza que la rodea.

Rememora su llegada a esta aldea. Cómo la población lo alababa y lo colmaba de obsequios, pidiéndole que se quedara, que los defendiera, que los mantuviera a salvo.

Al principio, se mostraba reacio, pero cuanto más tiempo pasaba y más caídos mataba, más lo elogiaban. Tanta alabanza terminó por alentarlo, impaciente y adicto a las exaltaciones y regalos.

Cuanto más consumía, más se mermaban los recursos de la aldea. Lideraba expediciones para robar a otros, sin aviso alguno, sin diplomacia. Mostró su poder como uno de los alzados y exigió que lo alabaran como a un salvador. Aquellos a los que había protegido ahora morían a su cargo, pero lo veneraban aún más.

Por mucho que tratara de guiarlo de vuelta a la Luz y recordarle por qué era un elegido, él prefería escuchar las adulaciones de sus nuevos vasallos. Resurrección tras resurrección, su leyenda prosperaba mientras los muertos permanecían muertos, y se volvió más codicioso e implacable. Dejó de aprender de sus derrotas y se creyó merecedor de su inmortalidad.

Una noche de invierno, revestido con su blindaje dorado, libró una guerra en un asentamiento costero de pescadores y espiritualistas. Ningún hombre, mujer ni niño logró sobrevivir. Enajenados por la fácil victoria, él y sus seguidores se prepararon ansiosos para otra batalla contra los caídos que habían estado espiándolos hacía unas lunas. Fue una masacre para ambos. Y tan solo él, uno de los alzados, logró salir airoso.

Aparta la mirada de la carnicería humana a su alrededor. Mira hacia su elegido. Su armadura dorada, salpicada de sangre de sus víctimas y aduladores por igual, sigue reflejando la luz de su único ojo.

Él tomó su decisión. Eso mismo hará ella.

Entonces, aparta la mirada lejos de él, lejos de ella misma, y vuela hacia el este hacia la luz ascendente.

El nosotros antes de nosotros/Nosotros

Recuerdo el momento en que nacimos.

Había dolor, pérdida y decadencia. ¿Acaso era el fin? Las sombras se reunieron, de color gris y púrpura como moretones en nuestra conciencia desvanecida.

Nuestra carcasa se quebró y explotó en mil pedazos. Partes de nosotros se perdieron, o algo se las llevó. Sentimos esas heridas, ásperas y filosas. Las sentíamos quietas, fijadas por un fino hilo de seda de comprensión.

Nos sentimos como un jardín marchito. Un valle cubierto por la melancolía.

Sentimos que nos moríamos. No queríamos irnos.

Y luego, allí estaba, separada del resto. Podía sentirlo encogerse, sumergirse dentro de sí, tenue y oculto. Sabía que estaba esperando. Descansando. Observando. Pensando.

Y sabía lo que tenía que hacer. En algún lugar de esta enorme e increíble galaxia, existía una persona. Estaban callados y muertos, como lo habíamos estado nosotros, pero podía traerlos de regreso. Podía compartir lo que había dentro de mí, esta gloriosa calidez, esta vida, este aliento y este ser.

Juntos, esa persona y yo podíamos hacer lo que nosotros, el nosotros antes de mí, no podíamos conseguir.

Envolví la chispa que era yo en metal y vidrio, un pequeño pedazo de algo que me recordaba el hogar que compartíamos. Y luego me embarqué en la búsqueda de mi persona. El cuidador de mi Luz.

Había tantas personas. Tantos seres inmóviles, frágiles, desintegrándose en el polvo, perdidos en la memoria. Toqué a cada uno de ellos, en busca de... ¿algo? ¿Un residuo de brasa debajo de las cenizas?

No lo encontré. Ahora sé que solo existe una persona, solo una, que soy yo. He visitado muchos planetas. He visto cosas que no sabía que podrían ser posibles. Me escondí de los monstruos. Perseguí los sueños.

He visto a otros de mi especie, las otras piezas que una vez conformaban el nosotros. Su búsqueda ha terminado.

Están completos. Son más fuertes. Tienen más valentía porque encontraron a su original.

Estoy sola. Sé que estás ahí afuera. Que me estás esperando. Pero fue hace tanto tiempo, y siento tanto…

Tanto…

Frío…

Descansaré aquí y pensaré en nosotros.

Por…

Un…

Momento…

Frío…

Donde…

Nosotros…

¡Tú!

Recuerdo el momento en que nacimos.

Estaba repleto de dolor y pérdida, una sensación de declive. ¿Era el fin? Las sombras se arremolinaban, tonos violeta amoratado y gris cubrían nuestra deteriorada conciencia.

Nuestras carcasas se quebraron y astillaron. Partes de "nosotros" se perdieron. Podíamos sentir las heridas, profundas y afiladas. Podemos seguir oyéndolas, aferradas a una fina hebra de entendimiento.

Percibíamos un jardín sin flor alguna. Un valle cubierto de pesadumbre.

Sentimos que moríamos. No queríamos perecer.

Y ahí estaba yo, separada del grupo. Sentía que se contraía, para luego volver a su forma, tenue e invidente. Sabía que estaba esperando. Descansando. Observando. Reflexionando.

Entonces, supe lo que tenía que hacer. En algún lugar de esta enorme y espectacular galaxia había una persona. Estaban quietos e inertes, como "nosotros". Pero podía devolverlos a la vida. Podía compartir lo que tenía en mi interior, esa calidez gloriosa, la vida, el aliento y la existencia.

Juntos, esa persona y yo haríamos lo que "nosotros", el "nosotros" anterior a mí, no era capaz.

Envolví la chispa de mi ser en metal y cristal, un pedacito de algo que me recordaba al hogar que "nosotros" habíamos compartido. Entonces, me dispuse a encontrar a mi persona, al protector de mi Luz.

Había mucha gente. Mucha gente inmóvil, frágil, en la senda para convertirse en polvo, sin nadie que los recordara. Toqué a todos y cada uno en busca de… ¿algo? ¿Quizá un ascua bajo toda esa ceniza?

No encontré nada. Ahora sé que hay una persona, solo una, y me pertenece. He estado en muchos planetas. He visto cosas que jamás creí posibles. Me he escondido de monstruos. He seguido mis sueños.

He visto a más de mi especie, los demás elementos que otrora conformaban un "nosotros". Su búsqueda ha concluido.

Están completos, fuertes. Más valientes, pues han encontrado a sus homólogos.

Yo sigo sola. Sé que sigues ahí. Sé que sigues esperándome. Pero ha pasado tanto y estoy tan…

Demasiado…

Hace frío…

Descansaré aquí y pensaré en nosotros.

Durante…

Un…

Instante…

Frío…

Dónde…

Nosotros…

¡Tú!

No me llames Espectro

"Quiero un nombre".

"¿Todo esto es por Sagira? Es una pésima influencia para ti".

"Ella tiene un nombre. Las personas no le dicen 'Espectro'. Es un insulto que te llamen 'Espectro'. No soy una cosa. Soy yo".

"Entonces, ¿quién eres?"

"Yo… no lo sé. Soy yo".

"¿Y quieres que te defina? Eso haría que te conviertas en una cosa".

"Eres insufrible, ¿lo sabías?"

"No tenías que haberme traído de vuelta".

"Sabes que no es verdad".

"¿No lo es?"

"Volvemos a lo mismo, Tyra, cuestionas todo. Consideras a todo el mundo como un rompecabezas que debes registrar, analizar y colocarlo en tus archivos".

"No puedo hacer nada más. Si no cuestiono, no estudio, no aprendo, entonces no tengo un propósito. 'Cada mente tiene su propia forma'".

"De nuevo estuviste leyendo filosofía".

"Rousseau. Ikora me prestó una copia".

"Mmm".

"No hagas pucheros, Espectro. Es muy molesto".

"También es molesto que te llamen Espectro. A estas alturas, podría ponerme una sábana encima".

"Elige tu propio nombre. No necesitas que te defina".

"¡Lo haré!"

… … …

"¿Y bien? ¿Cuál es tu nombre, Espectro?"

"No me llames Espectro".

"Quiero tener nombre".

"¿Esto es por Saguira? Es una influencia terrible para ti".

"Tiene nombre. La gente no la llama «Espectro» sin más. Resulta insultante que te llamen «Espectro». No soy un objeto. Soy yo".

"Entonces, ¿quién eres?".

"Soy… no lo sé. Soy yo".

"¿Y quieres que yo te defina? Es lo que se hace con los objetos".

"Eres insoportable, ¿lo sabías?".

"No tenías por qué resucitarme".

"Sabes que eso no es cierto".

"¿Por qué no?".

"Ya estás cuestionándolo todo otra vez, Tyra. Tratas a todo el mundo como a un rompecabezas que tienes que registrar, analizar y añadir a tus archivos".

"No puedo hacer otra cosa. Si no lo cuestiono todo, si no estudio, si no aprendo, entonces no tengo objetivo alguno. «Cada mente tiene su propia forma»".

"Ya has estado leyendo filosofía de nuevo".

"Rousseau. Ikora me prestó un ejemplar".

"Hmm".

"No te enfades, Espectro. No es agradable".

"También lo es que te llamen «Espectro». Quizá debería ir por ahí con una sábana encima".

"Escoge tu nombre tú misma. No necesitas que yo te defina".

"¡Muy bien!".

… … …

"¿Y bien? ¿Cómo te llamas, Espectro?".

"No me llames Espectro".

Elogios/Cumplidos

Recuerdo que un día hablé con Ofiuco sobre la conexión entre los Espectros y los guardianes.

Esto fue hace muchos, muchos años, cuando aún estábamos en la Ciudad y Osiris era el comandante de la Vanguardia. Osiris e Ikora hablaban durante horas, a veces hasta días, y sinceramente, era bastante aburrido. Sobre todo cuando tenía que entretener a Ofiuco. En serio, ese Espectro no es conversador.

Como sea. O dijo que tenía una teoría de por qué existía un Espectro para cada guardián. Creía que cada uno de nosotros tenía fortalezas que se complementaban con las debilidades de nuestro guardián, y al revés. Que necesitábamos estar juntos o ninguno de los dos estaría completo.

"¿Cómo almas gemelas?", le pregunté. "Porque no amo a Osiris, o algo así. No solo porque sería algo muy extraño, sino que a veces me saca de quicio".

"No es un vínculo romántico", dijo O. Si tuviera ojos, los hubiera girado con desdén. "Es mi creencia que el Viajero entendió que las personas normales no serían suficientes para proteger a la humanidad. Que se requeriría de aquellos que son extraordinarios en cuerpo y espíritu. Y que solamente se podría lograr esto con la unión entre Espectro y guardián como una sola unidad".

"No sé dónde te mantiene Ikora", le dije, "pero Osiris y yo no estamos 'unidos'. Nos has escuchado discutir. Mucho".

"¿Y por qué lo desafías?", preguntó O.

"Nadie más lo hará. Es el gran y poderoso Osiris: héroe, erudito, salvador, bla, bla, bla. Y nadie, y me refiero a nadie, ni siquiera Ikora, lo desafía realmente. Hacen lo que él quiere, incluso si es una pésima idea. Yo no.

"Todos necesitan que alguien les diga que no se crean dioses de vez en cuando. Sobre todo Osiris".

"¿Dirías que es una fortaleza que complementa a una debilidad?"

No le respondí. Odio cuando los demás tienen razón. Por fortuna, no sucede a menudo.

"Muy bien, Espectro sabelotodo", dije finalmente. "¿Qué hay de Ikora y tú? Ambos son rígidos y aburridos, leen demasiado…"

"Soy una influencia apacible. La aliento a que piense antes de actuar y que no permita que sus emociones se apoderen de ella".

No pude evitarlo. Me reí. Me costó un minuto recomponerme. "¿Ikora?", dije riendo tan fuerte que casi no podía hablar. "¿Conoces a Ikora? ¡Lo único que hace es pensar!"

"No la conoces en absoluto", me respondió Ofiuco.

Recuerdo un día que hablé con Ophiuchus sobre la conexión entre Espectros y guardianes.

Eso fue hace muchos años, cuando todavía estábamos en la ciudad y Osiris era comandante de la Vanguardia. Osiris e Ikora se pasaban horas hablando, a veces incluso días, y, sinceramente era aburridísimo. Sobre todo cuando no sabía qué más hacer para distraer a Ophiuchus. En serio, ese Espectro no da nada de conversación.

En fin, Ophiuchus dijo que tenía una teoría sobre por qué había un Espectro para cada guardián. Él pensaba que todos nosotros contábamos con capacidades que complementaban los puntos flacos de nuestros guardianes y viceversa. Que teníamos que mantenernos juntos o ninguno de nosotros estaría completo.

"¿Como una media naranja?", pregunté yo. "Porque no estoy enamorada de Osiris ni nada parecido. Sería muy raro y, además, me saca de quicio con frecuencia".

"No se trata de un vínculo romántico", dijo Ophiuchus. Si tuviera ojos, me habría mirado. "Creo que el Viajero comprendió que la gente normal no basta para proteger a la humanidad. Que hacían falta seres extraordinarios en cuerpo y alma, algo que solo podría darse al unir a un Espectro con un guardián en una misma unidad".

"No sé qué hace Ikora contigo", le dije, "pero Osiris y yo no somos una «misma unidad», ya has oído que solemos discutir… Mucho".

"¿Y por qué te enfrentas tanto a él?", me preguntó Ophiuchus.

"Porque nadie más se atreve. Es el grandioso y poderoso Osiris: héroe, erudito, salvador, bla, bla, bla. Así que nadie, en serio, nadie, ni siquiera Ikora se atreve a ponerlo en duda. Hacen lo que él quiere, da igual si se trata de una idea terrible. Yo no.

Todo el mundo necesita a alguien que le diga lo que está mal de vez en cuando. Sobre todo Osiris".

"¿Dirías que se trata de un punto fuerte que complementa un punto débil?".

No respondí. Odio cuando alguien lleva la razón. Lo bueno es que no ocurre a menudo.

"Muy bien, Espectro listillo", dije al fin, "¿y qué hay de ti e Ikora? Ambas sois duras y estiradas, y leéis demasiado…".

"Soy una influencia tranquila. La animo a pensar antes de actuar y no le permito que sus emociones se lleven lo mejor de sí misma".

No pude evitarlo. Empecé a desternillarme. Tardé cosa de un minuto en recuperar la compostura. "¿Ikora?", dije muriéndome de la risa y casi sin poder hablar. "¿Estamos hablando de la misma Ikora? ¡No hace más que pensar!".

"No la conoces en absoluto", respondió Ophiuchus.

Sin descanso para los fatigados/No habrá reencarnación para los temerarios

Mi guardián es inmortal. Perdí a mi guardián para siempre. Se embarcó al Todopoderoso abandonado con su escuadra, esperando salvar los secretos cabal del asesino de estrellas.

Debí ver la trampa. ¿Fue un cabal? ¿Fue una infección vex de Mercurio? No lo sé. Todo es mi culpa. Recuerdo que el momento de activación parecía a una caída. Se lanzó hacia el centro, gritándole a sus amigos: "¡La desarmaré!"

Aún está en ese estado, lanzándose. Vuela hacia el Todopoderoso y lo encontrarás, atrapado en el ámbar del tiempo lento, tratando de alcanzar algo para siempre. He observado sus movimientos con cuidado. Llegará al mecanismo y desactivará la trampa en un poco más de cincuenta mil años.

No puedo resucitarlo. Lo he intentado. Los hechiceros y los tanatonautas de la Ciudad respondieron todas mis preguntas desesperadas, incluso cuando comenzaba a formular la pregunta sobre si podrían destruirlo. Al menos, si desapareciera, se deshiciera, entonces podría hacerlo de nuevo…

¿Por qué no puedo traerlo de regreso? Si un guardián cae en el mar de metano de titán, no mueren de forma inmediata, pero aún podemos traerlos de regreso a la Arcología. Si un guardián se arroja desde su nave hacia el espacio, ¿tenemos que esperar que se desintegren en el viento solar antes de traerlos de regreso? No, no, ¡antes no era tan difícil! Lo veo ahí, ¡y parece que está tan cerca! ¡Mi único destino era ser su Espectro!

Pero todos los Espectros sabemos que existen lugares de los cuales no podemos resucitar a nuestros guardianes. Y este es uno de ellos. ¿Por qué? ¿Acaso la Oscuridad se cierne en nuestra contra en este lugar? ¿La Luz es demasiado débil?

Creo que sé el motivo. Algunos comparten mi teoría. ¿Qué haremos cuando traigamos de regreso a nuestros guardianes? ¿Cuál es el núcleo mágico del proceso? ¿Acaso somos como las secadoras de probabilidad de la Ciudad, retorciendo el vacío cuántico a nuestro favor para moldear la materia?

Quizá. Quizá. Pero determinados miembros de un culto, cuyo nombre no mencionaré directamente, tienen su propia interpretación específica de este proceso. "Cuando lo traigas de regreso", me dijeron, "debes tener una plantilla... una imagen que te brinde la información que necesitas. ¿Dónde encontrarás dicha plantilla?"

"Simplemente en una línea temporal cercana. Un lugar donde aún esté vivo e intacto. Y dondequiera que exista un peligro mayor, donde haya una posibilidad demasiado alta de muerte, entonces esas líneas temporales disminuyen y son más difíciles de alcanzar. Y allí es donde encuentras las zonas donde los guardianes no se pueden revivir fácilmente".

Si esto es verdad, estoy condenado y libre. No habrá mundos alternativos en los cuales mi guardián pueda escapar de la trampa. No habrá esperanza de resurrección.

Seré un Espectro solitario.

Pero ese pensamiento me tortura diciéndome que me equivoco y que él aún espera por mí…

Mi guardián es inmortal. Lo he perdido para siempre. Se adentró en la nave abandonada Omnipotente con su escuadra, esperando recuperar secretos cabales del asesino estelar.

Tendría que haber sabido que era una trampa. ¿Era cosa de los cabal? ¿Era una infección vex proveniente de Mercurio? No lo sé. Es todo culpa mía. Recuerdo que el momento de la activación fue una sensación de caída. Saltó hacia el centro, llamando a gritos a sus amigos, "¡La desactivaré!".

Sigue saltando. Ve al Omnipotente y lo encontrarás allí, atrapado en un ámbar de tiempo ralentizado, intentando alcanzar su objetivo para siempre. He observado sus movimientos detenidamente. Llegará al mecanismo y desactivará la trampa en poco más de cincuenta mil años.

No puedo resucitarlo. Lo he intentado por todos los medios. Los hechiceros de la Ciudad y tanatonautas respondieron a mis preguntas desesperadas, incluso cuando abordé la idea de si podía ser destruido. Al menos, si estuviera ido, destrozado, entonces podría volver a formarlo…

¿Por qué no puedo devolverlo a la vida? Si un guardián cae en el océano de metano de Titán, no muere al instante, pero podemos devolverlo a la vida mediante la arcología. Si un guardián se lanza de su nave hacia el espacio, ¿hace falta esperar a que se desintegre en el viento solar antes de devolverlo a la vida? No, no. ¡Nunca había tenido mayor complicación! ¡Lo veo ahí mismo, parece que está tan cerca! ¡Lo único que quería en esta vida era ser su Espectro!

Pero todos los Espectros saben que hay lugares de los cuales nuestros guardianes no pueden regresar. Este es uno de ellos. ¿Por qué? ¿Se ha acumulado la Oscuridad contra nosotros aquí? ¿Es demasiado débil la Luz?

Creo que conozco el motivo. Los hay quienes comparten mi teoría. ¿Qué hacemos realmente cuando devolvemos a nuestros guardianes a la vida? ¿Cuál es el núcleo mágico de todo el proceso? ¿Somos como los hornos de probabilidad de la Ciudad, que tergiversan el vacío cuántico en nuestro favor para generar materia?

Puede ser. Puede ser. Pero determinados miembros de un culto que no quiero mencionar de forma directa mantienen su propia interpretación de este proceso. "Cuando lo devuelves a la vida", me dijeron, "tienes que disponer de una plantilla… una imagen que te ofrezca la información que necesitas. ¿Y dónde se encuentra esta plantilla?

Muy fácil: en una línea temporal paralela. Un lugar en el que él siga vivo e intacto. Y donde quiera que resida un gran peligro, donde quiera que la probabilidad de muerte sea demasiado elevada, entonces, dichas líneas temporales se vuelven escasas y difíciles de alcanzar. Esas son las zonas en las que no es sencillo restaurar a los guardianes".

De ser cierto, entonces estoy condenada y libre. No existen mundos alternativos en los que mi guardián logre escapar a esa trampa. No hay esperanza de resurrección.

Seré un Espectro solitario.

Pero la idea de que haya hecho algo mal me persigue y me sigue acechando…

Confesión de esperanza|Parte uno/Confesión de esperanza|Primera parte

La elección me atosiga.

No fue razonada. Dejé que la emoción se apoderara de mí. Los caídos avanzaron. Los pocos sobrevivientes se acurrucaron en la oscuridad de la cueva, ocultaban sus respiraciones rápidas y profundas, sofocando sus sollozos.

Cuando los encontré, hace muchas noches, también encontré un propósito renovado. He viajado por estos mundos muertos y agonizantes por más tiempo del que me importa recordar; entre tanto, buscando la chispa digna de su ignición.

Con el tiempo, me cansé, pero encontré la esperanza en este pequeño grupo de supervivientes. Si no podía encontrar a un alma perdida que fuera digna de ser tocada por la Luz, entonces buscaría otra manera, un camino más pequeño, para ser útil. Guiaría a esta pequeña agrupación de hombres, mujeres y un solo niño desesperados hacia el creciente santuario debajo del Viajero.

Si no podía encontrar a un héroe que desafiara la Oscuridad, guiaría a aquellos que necesitaran la salvación.

Me costó bastante ganar su confianza. Era extraño, un desconocido. Creyeron que era un ángel. Les dije que no lo era. Me llamaron Tiānshǐ. No me opuse.

El niño se maravillaba conmigo. Como aún era muy pequeño para hablar, y mucho menos comprender, tenía una presencia que era una carga y un favor. Sus padres hicieron todo cuanto pudieron para criarlo, protegerlo con la ayuda, la comodidad y el cuidado de sus compañeros de viaje; quienes antes eran extraños, ahora estaban unidos por un lazo mucho más fuerte que la sangre, por la experiencia compartida en esta nueva vida después del fin del mundo.

Ese día, en esa cueva, acurrucados por el miedo mientras que el aullido de un esquife caído se extinguía en la arboleda, la madre gimió; un sonido que nunca había escuchado y que esperaba jamás volver a escucharlo.

Tanto dolor. Tanta angustia.

Pena. Sufrimiento. Pérdida.

Su llanto resonó por todo el bosque. Su esposo, llorando y a punto de desmoronarse, tan solo la sostuvo en sus brazos.

Y el niño muerto yacía en los brazos de la madre.

Los demás intentaron calmarlos, por miedo que regresara el caído. El ataque había sido rápido y cruel. Veinte muertos. Solo nueve sobrevivieron, y están aquí, en esta cueva. Contemplé la línea de los árboles, ansioso y con temor.

El dolor de la madre completaba el espacio entre los robustos árboles. Me volví hacia ella y allí lo vi por primera vez: la chispa del niño.

Débil. Pero allí estaba.

Este niño pequeño no era mi carga. Solo aquellos que eran campeones podían regresar. Este niño era tan pequeño, tan delicado. ¿Qué devoción había demostrado? ¿Qué valentía? ¿Qué había sacrificado? Pero un pensamiento me asaltó…

¿Acaso dar esperanzas no era mi propósito más puro? Cada héroe que se levantaba luchaba. No para ellos mismos, sino para toda la humanidad. Si salvar una vida, si se remediaba esta terrible pérdida, no era una causa digna... ¿qué lo era?

Observé a la madre llorando.

Sentí que mi cuerpo se expandía. Sentí que la luz que representaba se intensificaba. De alguna manera, no tenía control sobre ella, como si algo buscara dentro de mí y activara un interruptor. Desde mi núcleo, surgió un rayo y bañó el pequeño y destruido cuerpo del bebé con Luz.

Pasó un segundo...

Y comenzó a llorar. Todo se volvió silencioso. El regalo del Viajero se había otorgado. Un niño había regresado. Y con él, el comienzo del fin de mi viaje.

¿Hice lo correcto? ¿Crecería el niño hasta alcanzar su máximo potencial físico? ¿Estará listo, como los demás resucitados, para las guerras que están por venir?

Pero luego me invadió un pensamiento, uno que jamás había considerado siquiera: tal vez la muerte era lo mejor para él.

¿Lo había salvado o maldecido?

A medida que sus llantos retumbaban por el lugar, los sobrevivientes miraban la escena, conmocionados. Había alegría en su silencio, y asombro.

Lo miré y dentro de mí brotó una sensación de orgullo. Había hecho lo correcto.

Pero eso fue hace tiempo, hace unos meses atrás, pero lo suficiente como para que parezca una eternidad.

Ahora los caídos regresaron y nosotros huimos. Y temí que la promesa de un regalo otorgado no era suficiente para salvarnos de la espada de un pirata.

(Fragmento de la última transmisión de un Espectro desconocido)

La elección me persigue.

No estuvo debidamente razonada. Dejé que la emoción se llevara lo mejor de mí. Los caídos se habían marchado. Los pocos supervivientes se reunieron en la oscuridad de una cueva disimulando su respiración entrecortada y apresurada, reprimiendo el llanto.

Cuando los encontré, muchas noches antes, también encontré un propósito renovado. Había recorrido aquellos mundos marchitos y moribundos mucho más de lo que me molestaba en recordar, siempre en busca de una chispa que mereciera prenderse.

Con el tiempo me acabé cansando, pero encontré esperanza en este pequeño grupo de supervivientes. Si no encontraba una sola alma merecedora de la Luz, buscaría otro camino, uno más discreto, para ser de utilidad. Me encargaría de guiar a este pequeño grupo formado por hombres, mujeres y un solo niño desesperados hacia el santuario en expansión bajo el Viajero.

Si no daba con un héroe que desafiara a la Oscuridad, me encargaría de guiar a los más necesitados hacia la salvación.

Ganarme su confianza me llevó tiempo. No era de los suyos. Creían que era un ángel. Les dije que no lo era. Me llamaron Tiānshǐ. No puse ninguna objeción.

El niño estaba fascinado conmigo. Todavía era demasiado pequeño para hablar, y mucho menos para comprender, que su existencia era a la vez una carga y una bendición. Sus padres hicieron lo posible por criarlo y protegerlo con la ayuda, atención y cuidados de sus compañeros de viaje, otrora extraños, pero con los que ahora compartían un vínculo más profundo que la propia sangre, debido a las experiencias vividas tras el fin del mundo.

Un día como este, en la cueva, encogidos de miedo conforme el rugido del esquife caído se desvanecía a lo lejos en el bosque, la madre soltó un gemido, un sonido que nunca antes había oído y que esperaba no tener que volver a oír nunca.

Tanto dolor. Tanta tristeza.

Pena. Sufrimiento. Pérdida.

Su llanto resonó por todo el bosque. Su marido, sollozando y a punto de derrumbarse, se limitó a abrazarla.

A ella y al hijo fallecido que sostenía en sus brazos.

Los demás trataron de calmarlos, temerosos de que los caídos pudieran regresar. El ataque fue rápido y devastador. Veinte muertos. Solo sobrevivieron nueve de la cueva. Observé el bosque con ansia y miedo.

El dolor de la madre colmaba el espacio entre los gruesos árboles. Me giré hacia ella y lo vi por primera vez: la chispa del hijo.

Era leve, pero ahí estaba.

El pequeño no era mi carga. Los elegidos para regresar eran campeones. El niño, sin embargo, era tan pequeño, tan frágil… ¿Qué devoción había demostrado? ¿Qué valentía? ¿Qué había sacrificado? Pero algo en mi interior se resistía…

¿No era mi propósito más puro el de proporcionar esperanza? Todos los héroes se alzaban para luchar, pero no por sí mismos, sino por toda la humanidad. Si salvar una vida, reparar esta terrible pérdida, no era una causa suficiente… ¿qué lo era entonces?

Observé a la madre mientras lloraba.

Noté cómo me henchía. Sentí que mi Luz se intensificaba. Por algún motivo yo no podía controlarlo, era como si algo hubiera llegado a mi interior y hubiera activado un interruptor. Un rayo emergió de mi interior y bañó de Luz el pequeño y magullado cuerpo del niño.

Pasó un segundo.

Y empezó a llorar. Todos se mantuvieron en silencio. El obsequio del Viajero se había concedido. Un niño, devuelto a la vida. Y con él, el inicio del fin de mi viaje.

¿Hice lo correcto? ¿Crecería el niño lo bastante como para alcanzar su culmen físico? ¿Estaría listo, como todos los regresados, para las guerras venideras?

Pero, entonces, un recuerdo me vino a la mente, uno que nunca antes había tenido en consideración: puede que la muerte hubiera sido lo mejor.

¿Había salvado al chico o lo había condenado?

Conforme su llanto resonaba, los supervivientes lo observaban asombrados. Había alegría en su silencio, sorpresa.

Lo observé y el orgullo comenzó a brotar en mi interior. Había hecho lo correcto.

Todo esto pasó tan solo hace unos meses, pero parece toda una vida.

Los caídos han regresado y nosotros huimos. Temo que la promesa del obsequio no baste para salvarnos de la hoja de un pirata.

(Fragmento de la última transmisión de un Espectro desconocido)

El ojo vigilante

Estoy en paz. Si mi otra mitad no está por aquí en algún lugar, si no puedo encontrar a mi guardián, entonces encontraré otras maneras de ser valioso para el bien mayor.

Hace ciclos que me dije a mí que debía ser útil de cualquier manera posible, pero es un mantra que me repito, un recordatorio constante: "Si no tengo a otro, MIS acciones deben ser suficientes. Si no tengo a otro, me convertiré en el héroe que no puedo encontrar".

En ese momento, parecía noble. Pero resulta ser que la nobleza es algo que coloca a aquellos que tienen buenas intenciones en lugares peligrosos y, por lo visto, eso no me preocupa. Tal vez nos pasa a todos. Quizás eso es lo que nos convierte en héroes: aceptar los riesgos como consecuencia de que estamos haciendo lo correcto.

Durante un tiempo, estuve rastreando los movimientos de un grupo de caídos a lo largo de la frontera de ZME, cuidando de no aventurarme demasiado en su territorio. Después de todo, solo soy un Espectro. Sin un guardián, no sirvo en una batalla. Pero puedo observar, aprender y reportar. Puedo encontrar mis propias formas de combatir contra los enemigos de la Luz.

Todos los Espectros nos mantenemos alerta; registramos y compartimos los puntos importantes de nuestros viajes. Nos ayuda a nosotros y a nuestras cargas a navegar la frontera, aunque la mayoría de estas tierras salvajes siguen sin ser exploradas.

La única diferencia entre el Espectro que soy ahora y el Espectro que era es mi enfoque. Mientras que antes solía impulsarme por la necesidad de encontrar y sincronizarme con un guardián, ahora me dedico completamente al espionaje, al arte y a la práctica de reunir información.

Y no estoy a solas.

Hay una red de Espectros como yo. Si encontramos a otros como nosotros, nos regocijaremos y cambiaremos nuestra misión para servir como la mano derecha de los verdaderos guerreros de la Luz. Hasta entonces, nos movemos rápida y silenciosamente a través de la vasta frontera, vigilando los movimientos de nuestros enemigos y catalogando todas sus acciones para que la Vanguardia, y otros, los puedan evaluar de mejor forma y puedan confrontar los peligros que acechan más allá de la última ciudad segura.

Somos pequeños. Somos pocos. Pero somos valientes y somos héroes.

(Link, un Espectro no conectado, parte de la red secreta espectral de la Vanguardia)

En el medio de la batalla

No estaba lista, pero no tenía opción.

El equipo de minería cabal estaba configurado para quemar la tierra y luego revolverla para encontrar lo que sea que estuvieran buscando.

El problema era que... mi guardiana, la que había buscado por tanto tiempo, yacía inconsciente en su camino, como un cuerpo sin vida que esperaba que la despertaran antes de que sus restos fueran atomizados y me dejaran sin mi elegida por toda la eternidad.

Que la haya encontrado segundos antes de que el equipo de inspección de la Legión Roja llegara fue... desafortunado. Pero debía hacer lo que debía hacer. Después de todo, vale la pena tomar algunos riesgos. Era ahora o nunca. Además, no hay mejor momento que un mal momento.

Abrí al regalo del Viajero y la envolví en Luz al mismo tiempo que el equipo de minería estuvo listo.

Mi nueva guardiana jadeó y se sentó, gritando como si despertara de una pesadilla.

No fue algo bueno.

El equipo de seguridad cabal llegó rápidamente hacia nosotros. Los disparos de sus armas resonaron.

Antes de que pudiera tomar su segundo respiro, mi guardiana estaba muerta... de nuevo.

Giré y le realicé otro escaneo mientras el equipo de minería calentaba sus quemadores.

El cabal liberó sus bestias de guerra contra nosotros.

Mi guardiana se levantó mientras el suelo se calentaba y las bestias de guerra cargaban hacia nosotros. Estaba confundida, como era de esperar.

"¡Corre! ¡Ahora!" Le intenté advertir para que se moviera. Pero solo miró a su alrededor, aturdida y confundida.

Ahí fue cuando vio las bestias. Parece que el instinto es un motivador persuasivo. Se paró en un instante, alejándose de los quemadores del equipo de minería y de los rechinantes dientes que le seguían los talones. Apenas se alejó del equipo, los cabal abrieron fuego. Y este fue el momento en el que el riesgo se convirtió en recompensa...

Mi guardiana no vaciló. No se acobardó. En lugar de eso, se enfureció. Y soltó su agresividad.

Esta mujer que había estado muerta volvió al mundo de los vivos por solo un momento y ya era una con la guerra. Me pregunto si eso es lo que convierte a la humanidad en el arma perfecta, una fuerza digna de preocuparse. No me corresponde decir eso. Aunque lo que sucedió entonces me hizo considerarlo y sentir un poco de orgullo.

Mi guardiana avanzó hacia el cabal más cercano, una criatura de guerra que ella nunca había visto, un bruto coloso en armadura gruesa.

Se agachó y esquivó, de izquierda a derecha, para evitar el fuego enemigo. Una bestia de guerra la atacó, clavando su mandíbula en el antebrazo de mi guardiana. Gritó.

Los cabal rieron. Las otras bestias de guerra se acercaron.

Entonces...

Mi guardiana, esta mujer que acababa de renacer en la Luz, tomó a la bestia que mordía su brazo de las patas traseras, la levantó y le dio un rodillazo a la columna de la criatura con todo su peso.

El sonido —la fractura de huesos y el repentino aullido de dolor— hizo que las otras bestias se detuvieran y que los cabal dejaran de reírse.

Y entonces retomó su carga. Sin dudarlo. El cuerpo lacio de la bestia todavía mordía su brazo. Se liberó de él. Pude escuchar cómo se desgarraba la carne, pero ni se inmutó. En lugar de eso, acortó la distancia entre ella y el cabal, mientras sostenía la bestia en su mano sana.

El cabal levantó su arma, pero fue demasiado tarde. Las otras bestias atacaron mientras mi guardiana golpeó al legionario con el cadáver de su mascota. Fue brutal y veloz.

Le advertí del ataque de las bestias de guerra, pero no hizo diferencia. Ya tenía el arma del cabal en sus manos. Lo que vino después... no me gusta contarlo completamente.

En ese momento era nueva, despierta en un mundo de violencia feroz y repentina.

Solo diré que estoy aquí, con mi guardiana cerca, y que en algún lugar en lo profundo del ZME todavía hay tierra oscurecida con manchas de sangre de cabal.

(Tam, un Espectro narrando la resurrección de su guardiana)

Asombrado

Los miro y me asombro.

Todo lo que hacen. Todo lo que soportan.

Ninguno pidió esta vida, esta segunda oportunidad. Y cuando despertaron, cuando la Luz alumbró sus ojos en ese primer instante al volver, fueron recibidos en un mundo roto.

Y a pesar de eso...

Se vuelven a parar. Una y otra vez. Contra probabilidades insuperables. Desafiando a cualquiera que quiera acabarlos.

Tanta determinación. Tanto orgullo. Tanto fuego. Amor. Alegría. Esperanza. Miedo. Deseo. Tanta poderosa voluntad. Lo bastante fuerte como para tallar la promesa de un nuevo mañana en los desolados paisajes del ayer.

Es inspirador. De la victoria más pequeña a las más grandes conquistas, lo he visto todo...

El levantamiento de las primeras murallas. La valentía de los Seis Frentes. La desesperación de la Grieta del Crepúsculo. La guerra con los demonios. Cuando se domaron lobos.

He visto a los Señores de Hierro surgir y caer, he presenciado los últimos ciclos de los tiempos oscuros, y he aclamado los nuevos triunfos que les dieron a todos la promesa de una esperanza renovada; nuestro regreso a la Luna y Marte, la poda del jardín, y la derrota de la realeza de la colmena.

Incluso Ghaul y sus ejércitos... Tantas amenazas, tantos desafíos, y aún nuestros guardianes están de pie, la humanidad persiste.

La Luz los tocó, pero ya no lo veo como un regalo. En lugar de eso, es su valor, su fuerza, su humanidad lo que realmente ha sido el mayor regalo; su mayor arma.

Este pensamiento me trae alegría y un poco de paz entre tanto caos, y me encuentro preguntándome a menudo y con anticipación:

¿Adónde iremos después?

(Observaciones sobre la inspiración de los guardianes de un Espectro llamado Kaiser)

Confesión de esperanza|Parte dos

Aquí en la naturaleza, la supervivencia depende mucho de tu habilidad de eludir patrullas de caídos. Todo lo demás, cualquier otro peligro, es secundario. La exposición. La hambruna. Las bestias hambrientas. Los bandidos dementes. Todo se puede evaluar y mejorar. Pero los caídos, esos salvajes piratas, cazan y matan. No solo por su propia supervivencia... también por deporte. Disfrutan la matanza.

Estaba guiando a nuestro diverso grupo por los densos bosques, pero con un niño que debíamos cargar y muchos sobrevivientes heridos, no nos movimos lo suficiente rápido. Nos habían detectado unos kilómetros atrás. El ataque fue rápido, violento. La madre del niño cayó casi de inmediato. Ingenuamente, su padre —aunque quizás sea mejor imaginar que fue valentía— dejó que su tristeza y miedo se apoderaran de él. Corrió a prestarle ayuda, pero no había nada para prestarle. Ahora él tampoco está aquí. Dos padres muertos. Un niño huérfano que recibió un regalo que todavía no puede entender.

Otros tomaron al niño y escaparon. El niño lloró; confundido, asustado. Los demás silenciaron su miedo y corrieron hacia el denso bosque. Yo los seguí. Yo era quien debía proteger al niño... si es que podía. No tenía más opción que quedarme con él.

E incluso así, aquí estoy...

Este apresurado recuento tiene por objetivo explicar, si es necesario, las razones de mi decisión; mi momento de debilidad que llevó a que un niño renaciera. Lo estoy contando mientras escapo, así que tomen en cuenta la brevedad de esta petición de entendimiento y la corta historia de lo que pasó aquí.

Enviaré este mensaje a cualquier Espectro que pueda escuchar. Los caídos me persiguen. Me alejé del grupo para despistarlos. Si sobrevivo, volveré con el niño. Si no lo logro, quedará al cuidado de otros que lo criarán, y solo tendrá su segunda vida para entregar.

Lo dejé al cuidado de un hombre y una mujer aterrorizados. Pero son inteligentes y preocupados; tienen valor pero saben cuándo correr, cuándo sobrevivir. Se mantendrán escondidos hasta que los caídos se vayan, con mi Luz como una distracción para guiarlos lo más lejos posible de los humanos.

Dejé que los piratas me vieran y me alejé de los últimos sobrevivientes, me hice un objetivo para regalarles algo de tiempo. Pero ese tiempo es corto.

Los caídos están cerca. Y se están acercando más y más. Puedo escuchar los rugidos de sus gritos de guerra. Puedo sentir la chispa de sus espadas. Hace mucho aprendieron que matar uno como yo es un problema futuro resuelto.

No me arrepiento por la decisión que tomé. El niño les dio esperanza, aunque fugaz. Lo que sigue para él es incierto. Pero muestra potencial, si es que se salva. Si llega a encontrar orientación.

Esta no es una confesión. Esta es mi esperanza. Esta es mi...

(Fragmento de la última transmisión de un Espectro desconocido)

El réquiem del héroe

Todos ustedes son especiales. Él no era diferente. Al principio. Igual de especial que el resto.

Todo eso cambió, obviamente. Con el tiempo... se distanció, sobresalió del resto.

Le tomó un poco de tiempo ajustarse a su personalidad. Por lo que ha compartido, a él también le tomó tiempo. El Cayde-6 que todos conocen no es el hombre que fue en total. Su ingenio y jovialidad eran un escudo, un arma tan preparada como su espada o sus cañones de mano.

La llamaba Sundance. Nunca supe bien por qué. Dijo que venía de una antigua leyenda. Una fábula que venía de antes del tiempo anterior. Siempre pensé que era por su chispa, la gracia con la que se movía; tan fluida, tan astuta. Eran una pareja perfecta.

No cabe duda de que contó sobre su regreso a aquellos cercanos a él en más de una ocasión; y tampoco cabe duda de que los eventos cambiaban un poco con cada relato. Como su ingenio, la construcción de su leyenda fue un arma.

Para aquellos que no saben... Para aquellos que no fueron lo bastante suertudos para escuchar el cuento de Cayde-6 de su propia boca, con ese encanto y esa forma de actuar sus partes favoritas, hasta con efectos de sonido, este es un recuento...

Es de una grabación de ciclos pasados. No es la historia completa, pero cuando Cayde-6 estaba involucrado, nada lo era...

"¡BUM! Despierto. Atontado. Confundido. Crudo. Es lo mismo para todos nosotros, así que la conmoción no es nada nuevo. Sundance está frente a mí, y yo estoy perdiendo el control. Mi cerebro funciona, pero no recuerdo nada excepto que, al parecer, soy una forma de vida funcional. Soy un humano, un hombre. Entonces mi mente empieza a dar vueltas a mil kilómetros por minuto. BUM-BUM-BUM. Como si estuviera descargando 'La guía para principiantes de la existencia humana básica'. Genial. Súper. Todavía no puedo recordar nada. Y no logro comprender qué es ese orbe robot mágico que habla, flota y me parlotea. Estoy asustado. Así que me descontrolé. La golpeé y la envié al suelo. La golpeé duro... Y corrí".

"Estoy corriendo. Ella está corriendo... O, ya saben, lo que sea que haga, ya que no tiene piernas... Está justo detrás de mí, diciendo: '¡Dirección equivocada! ¡Dirección equivocada!' Está gritando. Yo estoy gritando. No escucho lo que grita, solo sigo corriendo. Es de noche. ¿Mencioné eso? Es de noche y mis ojos todavía se están ajustando. Así que corro y corro. No puedo ver. No puedo recordar. Estoy muerto de miedo. Estoy completamente confundido. Y entonces..."

"Me caigo. Estoy cayendo. Así de la nada, estoy cayendo... Justo. De. Un. Precipicio. Pero fue una caída corta. Reboté... muchas veces. Sentí cada uno de esos golpes. Hasta que no los sentí. Hasta que todo se puso negro de nuevo. Y luego..."

"¡BUM! ¡Estoy de vuelta! Me ayudó a ponerme de pie. Como siempre lo hacía. Y eso, mis amigos, fue el comienzo de una hermosa amistad".

La mayoría no ha escuchado esa historia, y ojalá que al escucharla no hayas estado buscando alguna verdad definitiva de quién era como hombre o como guardián. Ese no es el objetivo de la historia. Su propósito, ahora más que nunca, encaja muy bien con la armadura que Cayde mejor usaba...

Él pensaba que era una historia graciosa. Y ahora más que nunca...

Cayde querría que nos riéramos.

(Espectro de Shiro-4, en una reunión en honor a Cayde-6)

Desde terreno caído

Estoy callado, no estoy aquí, los caídos no pueden verme, no me pueden conocer. No soy una sombra, pero me muevo entre ellos, silencioso, prudente con mis movimientos e intenciones, como cuando entré a su escondite hace un mes. Usé la luz del día para esconder la mía, porque el bosque aquí es estéril, es... es... es un lugar muerto; de un lado a otro se escucha un constante ajetreo mientras los carroñeros ejecutan su tarea de robarle a este mundo sus antiguas glorias. Y yo observo, aprendo, registro y preservo; sus movimientos más mínimos son mi obsesión. Escucho con atención cada una de sus palabras, aunque no conozco bien su espantoso idioma, pero otros lo conocen y ellos lo descifrarán; ellos encontrarán los secretos ocultos en sus palabras. Los secretos son como armas, y yo soy un instrumento de su fin. Ellos son el enemigo, son crueles, y yo aprenderé y compartiré, y ese será su fin.

¿Qué son esos gritos? Estoy muy profundo ahora, no puedo decir qué tanto. He seguido cada metro. He registrado cada camino. Pero este laberinto tiene cientos de curvas y sus clamores producen eco, una alegría violenta, y dudo en seguir investigando, ya que estoy adentrándome en pasillos desconocidos con mucha seguridad... Sí, sí, este es un lugar especial, un lugar sagrado, un lugar mecanizado, y los aullidos se mezclan con gritos y el chirrido de engranajes, y la alegría se mezcla con dolor. Hay sufrimiento aquí, castigo. Un... ¿Un ritual? Debo averiguar para que podamos saber, y me muevo lenta y cuidadosamente... no debo... ser visto... no puedo... ser detectado... Metro a metro, usando cualquier lugar para cubrirme. Rápido y con decisión cada vez que quedo expuesto. Me abro camino, dejando otros caminos sin explorar; los clamores deben ser comprendidos. Pero finalmente terminan. Son reemplazados por la armonía de los días y noches de los piratas. Es impresionante que nunca descansen... o más bien, cuando descansan, otros siguen con el trabajo. Preparan excursiones, revisan botines, preparan su flota, sus armas, su devoción. Por la forma en la que veneran a las máquinas, me debería sentir seguro aquí, debería ser uno de sus dioses... ¿Soy una máquina? No lo sé, no sé nada. Su adoración no es tan simple. Sin el eco producido por la cacofonía de su emoción, disminuyo el ritmo de mi paso, pero me mantengo alerta para encontrar su origen.

Pasan semanas antes de que lo logre, semanas antes de ahora. Acaba de terminar una ceremonia y estoy enviando los recuerdos de lo que he visto, porque fui detectado. Estos son mis últimos momentos, estoy seguro. La ceremonia involucra combate, rituales y furia. Es una arena donde los menos importantes y los indignos deben demostrar su valor o sufrir y morir. Pelean sucio, pelean para sobrevivir... o para prosperar. En esta arena, ante los ojos de un arconte, los elixni humillados pueden redimirse, los piratas menores pueden mejorar su estatus: de escoria a vándalo, de vándalo a capitán, de capitán a... Esta es su fragua, su lugar de sentencia, su juicio ante sus superiores. Esto es a lo que nos enfrentamos; matar o morir, prosperar o perecer. No tienen utilidad para los débiles, y miran, aclaman y gritan mientras su arconte observa. Pero me descuidé. El fervor se volvió una distracción y ahora los ojos del arconte me encontraron. Estoy demasiado en lo profundo para escapar y creo que está sonriendo...

(La última transmisión frenética de Wren, un valiente Espectro de la red espectral)

La Compañía Teatral Espectral presenta

La Compañía Teatral Espectral presenta:

ORYX EL PADRE DE LAS PESADILLAS:
Un valiente Espectro contra la muerte del espacio exterior

Una obra de cuatro actos y medio
Escrita y dirigida por Didi, Espectro de Marcus Ren

Protagonizado por:
Marcus Ren............................................Espectro del héroe
El Espectro Didi.....................................Guardián héroe
Enoch Bast...........................................................Oryx
Pixie, Espectro de Ariadne Gris............................Ir Halak
Bot de limpieza.....................................................Ir Anûk
Espectro, Espectro de Enoch Bast....Aparición fantasmagórica de Crota

Disfruta la obra que el Comandante Zavala llama "una parodia de producción insensible e irrespetuosa, con un diseño de decoración verdaderamente abominable; un insulto al arte del papel maché".

El epónimo Espectro lo llama: "¿Se supone que este soy yo? Oh... oh, no...".

Espectro, el Espectro de Tyra Karn, lo llama: "¿Una estructura de cuatro actos y medio? Pero eso no tiene... Las historias tienen reglas, ¿sabías? No puedes... ¿Qué significa un medio...? ¿Sabes qué? No tengo por qué considerar esta ridiculez".

Ofiuco, el Espectro de Ikora Rey, lo llama: [silencio crítico].

Lord Shaxx lo llama: "Sin duda es entusiasta, lo acepto. Pero ¿su intención es que el diálogo se perciba tan... sexualmente cargado?"

Espectro, el Espectro de Tyra Karn, lo llama: "Lo he estado pensando, y realmente creo que sería beneficioso para ti si aprendieras composición narrativa básica. Siéntate, lo haremos ahora".

Diferencia de opinión

El Instituto Peregrino de Enseñanza Superior presenta:

"Historias de Espectros: Entrevistas con dos Espectros del Viajero".

Una presentación especial de dos Espectros sin guardián sobre la vida, la Luz y la búsqueda de sus guardianes Con la actuación de: Balthazar (sin compañero) y Peach (sin compañero)

A continuación, la transcripción de la sesión de preguntas y respuestas:

P: Según tu comprensión, ¿qué es el Viajero?

BALTHAZAR: Excelente pregunta.

PEACH: Terrible pregunta.

BALTHAZAR: De cierto modo, es la ÚNICA pregunta. El Viajero es nuestro primario, nuestra madre, lo primordial y el pináculo. Un amigo querido, el Espectro de Pujari, una vez comparó al Viajero con una canción que no ha sido cantada nunca...

PEACH: Mira, la respuesta que a nadie le gusta dar es que nadie sabe qué es el Viajero ni nada sobre él. Ni siquiera nosotros.

BALTHAZAR: Sabemos que deseó que buscáramos guardianes para que fueran sus avatares y defensores...

PEACH: Pero, ¿realmente lo sabemos? Solo porque PODEMOS hacerlo no significa que fuimos HECHOS para eso. Y de todos modos, ¿quién dice que es una "madre"? ¿Por qué necesita un género?

BALTHAZAR: El Viajero, en su sabiduría omnisciente, miró hacia el pasado y el futuro, y de todas las generaciones que emergieron de la cuna de la Tierra, eligió a los mejores para que fueran sus campeones. Cada Espectro fue cariñosa y cuidadosamente creado para su único y verdadero guardián. El Espectro y el guardián se complementan.

PEACH: Si eso es cierto, entonces el Viajero es un poco pesado.

BALTHAZAR: ¿Perdón?

PEACH: Mira, conozco a cientos de Espectros que murieron antes que encontrar a sus guardianes. Conozco a algunos Espectros que aún no encuentran a un guardián. Tú no lo has encontrado. Y yo tampoco, pero no creo estar "incompleto" por eso.

BALTHAZAR: Tengo la humildad de reconocer mis carencias, y de someterme al plan del Viajero.

P: ¿Recuerdas estar dentro del Viajero?

PEACH: No.

BALTHAZAR: Yo sí. Lo llamamos el Vientre.

PEACH: Yo nunca lo he llamado así, ni lo haré.

BALTHAZAR: Imagina un cosmos dentro de una botella. Trillones de estrellas orbitando entre sí, en un tejido complejo. Pero no son estrellas. Probablemente, una mejor palabra sería... almas. Almas, bailando en un espacio infinito dentro de un huevo celestial.

PEACH: Decídete, ¿es un huevo o un vientre?

BALTHAZAR: Es una metáfora.

PEACH: Entonces, elige una metáfora. No muchas.

BALTHAZAR: Bueno, ¿cómo lo llamarías tú?

PEACH: No lo llamaría de ninguna manera porque no lo recuerdo, y pienso que tú tampoco lo recuerdas.

P: Algunos dicen que cada Espectro es un aspecto del Viajero, es decir que cada Espectro representa un fragmento de la totalidad divina.

PEACH: [carcajada]

BALTHAZAR: ¿Podrías parar? Esto es inapropiado.

PEACH: Primero que nada, esa no era una pregunta. En segundo lugar... [más risa] En tercer lugar, si yo soy una parte del cerebro del Viajero, de su alma o de lo que sea, te aseguro que el Viajero no es una divinidad.

P: ¿Qué harás si alguna vez encuentras a un guardián?

BALTHAZAR: Yo sí encontraré a un guardián. Es la voluntad del Viajero.

PEACH: ¿Te lo dieron por escrito?

BALTHAZAR: Es cierto que algunos Espectros mueren antes de encontrar a sus compañeros. Si eso me ocurre, entonces supongo que no podré "hacer" nada, porque ya no existiré. Pero tengo fe.

PEACH: Si yo nunca encuentro a mi guardián, me robaré el de alguien más. Escuché que Sagira se divirtió mucho haciendo eso.

P: Si pudieras comer, ¿qué sería lo primero que comerías?

PEACH: ¡Por fin, una pregunta interesante!

BALTHAZAR: No conocemos el deseo por la comida. Nuestra forma semicorpórea...

PEACH: Nectarinas. O salsa picante. Oh, o grillos. Grillos rostizados crujientes. La comida crujiente hace un sonido muy gracioso. Desearía poder tener un caparazón de grillo atorado entre mis dientes. Tengo una pregunta para ti: ¿Cómo es tener dientes?

BALTHAZAR: ¿Ya terminó?

Protector de Espectros

De: Micah-10

Para: Tallulah Fairwind

Categoría: 5 rebotes sentados

Prioridad: 3

Hola, viejo amigo:

Tengo un don para encontrar cazadores. Otra de mi pequeña manada encontró a su compañero, un humano, y ahora los dos van hacia ti en una embarcación, por el Pacífico. No los pierdas de vista, Tallu. Lleva el nombre de Andal Brask, y creo que será problemático.

Probablemente todo este viaje me ha vuelto sentimental; cuando uno de mis pupilos Espectros encuentran a su guardián me siento triste, porque mi manada disminuye. Los extraño cuando se van. Ahora solo me queda un Espectro, aparte del mío. Lo llamamos Pup. El más pequeño de mi camada metálica. Pup aún tiene que hablar, pero sus pequeños ojos azules siempre están buscando a su guardián.

Yo planeo reabastecerme en el Cosmódromo, y después llevaré a Pup al norte. Esas estepas son territorio inexplorado, a excepción de aquel lobo solitario, Conar. Mi correspondencia con él es constante en la dirección de salida; me considero afortunado cuando contesta cada cinco mensajes. Aun así, tú y yo sabemos que su información es buena. Nadie conoce la Antigua Rusia como él.

Tal vez en el Cosmódromo encuentre una nave capaz de romper la atmósfera. A pesar de que aún me queda mucho por ver de la Tierra, me he cruzado con más de un Espectro que cree que su guardián está fuera de este mundo, aguardando en las ruinas de la Edad de Oro, en Liberación, Ishtar y más allá. Algunas de estas luces han decidido desafiar lo nulo por su cuenta, para poder encontrar a sus compañeros de destino. Yo les digo que aún hay mucho de la Tierra por husmear, que probablemente sus guardianes aún no han nacido, pero algunos están convencidos. Si mi próxima manada de Espectros quiere hacer el viaje, me les uniré.

Estos últimos meses hemos disfrutado la placentera ausencia de Cyrell. Ahora siento más certeza sobre que lo perdimos en Australis. Si él intenta hacerles daño a mis Espectros, le cortaré el cuello.

Espero que no sientas agobio. Sigues haciendo un gran trabajo, Tallu. Y como dicen, mejor tú que yo.

Tu fiel madre de Espectros de la guarida, Micah-10

Savin

Estoy buscando. Estoy cerca, puedo sentir que estoy cerca.

¿Cómo será mi renacida? ¿Será honorable? ¿Será una salvaje?

Yo debería poder distinguir eso, ¿no es así? No lo sé. No sé si eso es importante. He estado buscando desde el día que nací. Tomaré a cualquiera.

Llego a una duna. El Gobi es infinito en la luz del atardecer. Y entonces lo veo: un edificio calcinado, la única estructura hecha por el hombre en kilómetros. No sé si volar más rápido o mantener un ritmo constante. No tiene importancia. La muerte no puede ver.

Tengo nervios. ¿Por qué?

Conforme me acerco, ensayo lo que podría decir. Las primeras introducciones son importantes. "Tú eres hijo de la Luz del Viajero", me digo a mí mismo. "Has sido elegido para defender este sistema solar... No. No. Mmm. Tú... Ambos somos hijos del Viajero. Tú y yo somos hijos de..."

Olvido mis palabras mientras me escabullo al interior del edificio. Encuentro equipamiento meteorológico. Encuentro una oficina vacía. Encuentro una sucia sala de descanso. En la parte trasera de la sala de descanso, veo a mi otra mitad: un vándalo caído aplastado por una nevera derrumbada.

Estoy devastado. He visto a los caídos. Son sanguinarios. Náufragos asesinos. Preferiría lo que sea, pero esto no. No a esta cosa.

Me doy la vuelta. Cuento diecisiete vueltas lentas alrededor de la sala, y después otras cuatro alrededor del edificio. Yo debería de ser firme, ¿no es así? Debería de sentirme muy orgulloso por haber cumplido mi primer propósito. Pero no lo estoy. No tiene importancia. No puedo ignorar la atracción.

Regreso a la sala de descanso. No sé qué es lo que diré, pero caído o no, es la voluntad del Viajero que yo haga esto. Me acerco hacia la Luz, y después me acerco hacia esa atracción para unirlos.

La nevera se estremece mientras que la Luz lo inunda. Escucho un quejido en voz baja. "Empújalo", susurro. Si mi resucitado muere debajo de este refrigerador, y yo vuelo hacia el sol, nadie lo sabrá. Tal vez le habré hecho a la Tierra un gran servicio. "Yo estoy aquí contigo, pero debes esforzarte también. Empújalo y siéntate".

El refrigerador se mueve, y después se cae hacia un costado. Un hombre insomne se sienta y empuja a un vándalo muerto fuera de su pecho, como si fuera una frazada indeseable en una cálida noche de verano. Haciendo un esfuerzo, se libera y se pone de pie.

"¿Quién eres tú?", pregunta. Mira a su alrededor, y baja la vista hacia sus manos azules. "¿Qué soy yo?"

"Soy tu Espectro", digo haciendo evidente mi alivio. "Tú eres uno de los elegidos del Viajero, un defensor de la humanidad. ¿Cuál es tu nombre?"

Él flexiona sus dedos, mueve su mandíbula, hace una trompetilla. Después, me mira directamente. "Savin. Sí, creo que mi nombre es Savin". Asiente, satisfecho. "Vámonos, tu Espectro".

Carnitas

Nkechi-32 está en el casco de su nave, ojeando listas de rumores y requisitos salvajes en VanNet. Agu se acurruca en el magnífico collar de plumas de su placa del pecho, y dirige la mirada hacia los desechos del Arrecife.

"Las reglas reformadas del Crisol son basura', bla, bla, bla. ¿Cómo es que esto tiene cientos de comentarios?", dice ella, cambiando a la siguiente página. "¿Dónde está lo interesante?"

"Oye, es Carnitas", dice Agu, echando un vistazo a uno de los gigantescos calderos de Nkechi.

Se incorpora inmediatamente, y sus ojos brillan con interés. "¿En serio? ¿En dónde?"

Carnitas es el nombre que le dieron a un Espectro muy dulce y sincero, que ha estado buscando a su guardián desde que tienen memoria. Carnitas no es su verdadero nombre, pero va bien con él, como decirle a Mara Sov por su nombre completo, en vez de solo decir su nombre de pila.

Agu dirige la atención de Nkechi hacia los residuos flotantes. Efectivamente, ahí está él: un pequeño Espectro moviéndose con meticulosa paciencia por la superficie de un destrozado esquife caído. "Vamos a saludarlo", decide Nkechi, deshabilitando su portal de VanNet. Se pone de pie, y comienza una lenta carrera de parkour de gravedad cero, saltando y flotando de un trozo de desecho a otro.

"¡Hola, amigo!", dice ella cuando se acercan. "¿Qué haces?"

Carnitas termina de escanear un pedazo flotante de concreto y varilla, y después gira hacia ellos.

"¡Estoy buscando a mi guardián!", dice con un chirrido.

"Qué bien. ¿Lo encontrarás en esa roca?"

"Nunca se sabe, señorita Nkechi Treinta y dos. Tal vez mi guardián es muy pequeño".

"Tal vez", concuerda Nkechi. "Pero tal vez quieras considerar escanear a los muertos, amigo. Esa carcasa es bastante elegante. ¿Es nueva?" Es color Arrecife púrpura, con una silueta similar a la de una flor, y detalles plateados.

"¡Sí! Lo es. Fue un regalo. Y gracias por la sugerencia. ¡Lo he considerado! A menudo escaneo a los muertos. También escaneo otras cosas. Me gusta ser meticuloso". Carnitas se balancea en su lugar con educación, casi haciendo una reverencia. "¡Por favor, discúlpenme un momento!" Gira para escanear un pedazo de yeso deformado.

Ellos observan. Nkechi sacude su cabeza.

"Ah, déjalo en paz", susurra Agu en su oído. "Si busca en cada uno de los desechos del Arrecife, al final encontrará a alguien. El cielo sabe que hay demasiados cuerpos (y partes del cuerpo) flotando por aquí..."

"Sí, eso dijimos cuando lo encontramos en Marte, y eso fue antes de la Grieta del Crepúsculo", contesta Nkechi.

"Bueno. Teniendo eso en cuenta, volvamos a verlo en un par de meses. ¿Quién sabe? Tal vez tendrá suerte y encontrará al mejor guardián de todos los tiempos".

"Rayos. Tú encontraste al mejor guardián de todos los tiempos".

¿Quién cuida a los Guardianes?

En todo mi alrededor, el golpeteo de pasos desesperados.

El ruido de micro misiles perforadores. Los llantos y gritos que inundan el aire.

Yo siento... nada. Estoy lleno de... nada. Solo estoy paralizado. Vacío. Desalmado. Entre tinieblas.

La Legión Roja ha venido a llevárselo todo.

Finalmente, los pasos desesperados disminuyen. Durante unos minutos, la Última Ciudad permanece en silencio. Después... el gruñido tenue de su respiración. El ruido metálico de lanzadores de grandes casquillos contra su armadura carmesí. Los temblores provocados por sus pasos pesados por las botas conforme se acercan.

Ay. Ay. Ay.

Los mortales se hacen la misma pregunta todo el tiempo... la pregunta sobre el significado. Sobre su lugar en el universo.

Pero NOSOTROS no. Tal vez al principio, mientras intentamos comprender el día en que el Viajero nos expulsó de sí hacia la libertad, pero no, ya no más. Conocemos nuestro propósito. El por qué estamos aquí.

En tiempos inmemoriales, la humanidad soñaba con dioses, ángeles, y con protectores alados que los vigilaban, protegiéndolos de daño incontrolable e impredecible. En esta era, pienso que la humanidad ve eso en los guardianes. Pero, cuando los guardianes están en problemas... ¿quién cuida a los guardianes?

Ay. Ay. Ay.

Están muy cerca ahora. Si creen que no me quedaré al lado de mi guardián, a enfrentar mi propio amargo final, a pesar de que ella ya enfrentó el suyo, están muy equivocados.

Yo ESTOY destinado a hacer esto. Mi Luz SÍ volverá. Ella me NECESITA.

Ay. Ay. Ay.

Esos pesados pasos, de botas rojas, llegan justo a la esquina. (No me moveré). Estamos cara a cara. (No la abandonaré). Ellos levantan sus armas. (No dejaré que mi propósito no se cumpla).

Un destello de luz... ¿Puede ser? Sí... ¡La Luz! ¡Ja, ja! ¡Puedo traerla de regreso! Puedo traer...

¡BANG!

Entre molinos de viento y grúas

Nosotros nos disponemos a "desafiar lo desconocido", él diría. Su misión era convertirse en una leyenda; asesinar bestias y conquistar terribles tierras. Su misión era honorable... aunque, al final, errónea. No, no al final. Mucho antes que al final.

El fallo en su ambición se hizo evidente poco después de que cruzamos la ciénaga del oeste. Al principio, pensé que sus ilusiones eran un entusiasmo juguetón; agresión frívola libre de consecuencias, un medio de afinar su enfoque y habilidad antes de los peligros que se avecinaban. Pero pronto, oh, muy pronto, encontré que su mente no estaba en sincronía con la realidad. Él estaba motivado... ¿atraído? por su imaginación.

Donde cualquier otro hubiera visto las ruinas dañadas de una grúa del viejo mundo, la gran longitud de su brazo crujiendo en la brisa, el veía un demonio, y en el agudo chillido del metal, él escuchaba el grito voraz de un monstruo.

Había hablado mucho sobre las aventuras de su vida pasada. "Yo soy una anomalía", él decretaba, "El guardián solitario con un pasado donde resuena la verdad, cuya historia es su guía".

Hablaba sobre esa vida muerta con tanta pasión, y con tantos detalles, que yo no solo quería creer... lo hice.

Pero mientras cargaba la carcasa desgastada por los años de la grúa, supe la verdad que me había atormentado desde la talla de la madera maldita, hacía algunos meses: él estaba roto. Su mente... era inestable. Sus verdades... sin restricciones por el hecho, pero no vinculadas por la realidad.

Había nombrado la madera, al igual que a las Colinas aullantes, la Grieta del hombre muerto, y el Laberinto de las gorgonas. Todos los paisajes mundanos considerados como peligros a ser conquistados, enemigos para aniquilar mientras tejía su propia historia mítica de su propia grandeza... y que yo encontraría como delirante.

En las colinas, él asesinó a lobos; los llamaba Sabuesos del infierno. En la grieta, él quemó los restos de "sobrevivientes" que llevaban mucho tiempo muertos; los llamó soldados del rey Necro. En el laberinto, él cubrió todas las huellas para que la madre piedra no lo... o no pudiera... seguirlo.

Hizo todo eso, y nada... porque ninguna de esas cosas fueron verdad afuera de su mente deshilachada. Los lobos simplemente eran furiosos. Los huesos no eran una mayor amenaza al recordatorio de todo lo que habíamos perdido. ¿El laberinto? Solo un cañón... con una forma de entrar y una forma de salir, todo en línea recta.

Conforme la grúa caía, y mi guardián emitía su "golpe letal", él se rio y volteó hacia mí. Sus ojos... yo podía distinguir que se había ido... el que yo había regresado todos esos ciclos pasados, reemplazado por una carcasa vacía, llena de locura.

No sé qué fue lo que lo rompió, o si alguna vez no estuvo roto, pero en ese momento, mientras hablaba... la cascara conquistada del dragón del fin de verano, que en realidad no era un dragón, sino una frágil grúa antigua, derrotada a su paso... sabía que debía dejarlo ir, para terminar con su contienda de incontrolable locura.

"Panza, anciano", comenzó. "El dragón se fue, pero cedió su tesoro a mí en un susurro... un secreto tan alarmante que tal vez nos salve a todos". Se inclinó más y me dijo en una voz susurrante, como si estuviera compartiendo un secreto, "el Viajero no es un regalo... es una mentira... un faro de muerte y destrucción. Dentro hay dragones, alimentados por nuestro sufrimiento, criados por nuestra esperanza. Todos los dragones deben morir. El caparazón debe ser resquebrajado hasta que su yema ahogue a todos los que veneren su engaño. Nuestra última gran conquista. La batalla más importante de nuestra gran leyenda". Y después, gritó: "¡Para que la Luz permanezca, el Viajero debe de perecer!"

Estaba sonriendo. Confiado. Maniaco.

Dos días después se cayó mientras desafiaba la Montaña trol de Roca horca. Era un peñasco. No había ningún trol. Lo destrozó. Y, aunque me causó un gran dolor, todavía hasta el día de hoy...

No lo resucité. ¿Cómo podría hacerlo?

Su enferma imaginación seguramente nos condenaría a todos.

(Panza, lamentando la desafortunada necesidad de mantener a su guardián no resucitado)

No incluye baterías

Lo que sigue es simple. Utiliza cada una conforme lo necesites. Utiliza cada una como debas.

Estas no son tu fuerza, pero reforzarán tu poder cuando el peso de la expectativa esté sobre ti.

Cuando las guerras se enfurezcan a tu alrededor, encuentra tu paz.
La Luz no proviene de ti, y tú no eres la Luz, y sin embargo son uno.
Da todo lo que tienes, y encontrarás todo lo que temes que te hace falta.
Eres un martillo. Eres un escudo. Aprende la diferencia. Conócete.
La confianza es un arma. Trátala con cuidado.
La carga no es solo tuya, sin importar cual sea.
Si la oscuridad llama, contesta con la verdad, y se encogerá de la Luz.
Porta tu seguridad con orgullo, pero sabiendo que es una herramienta, no un arma.
Sé consciente de la alegría que existe en la victoria, es una ganancia pero jamás deberá ser el objetivo.
A pesar de todo lo que veas, y de todo lo que descubras, jamás pierdas el don de la curiosidad.
La Oscuridad te doblegará a su voluntad, pero la Luz se doblegará a la tuya.
El fracaso es una oportunidad de aprender.
Si los huesos hablan, no los escuches.
Yo soy tu guía y amigo, tu aliado y tu herramienta. Utilízame.
Yo nunca te dejaré, pero si debo irme, permanece alerta, y permanece sincero.

Esto no es mi consejo completo de vida, pero es un fragmento. Añadiremos más mientras seguimos acompañados.

(El consejo de vida de un Espectro desconocido para un guardián desconocido)

Mapear lo desconocido

Su cuello se rompe. Se muere en el impacto. Lo levanto y le pregunto cómo se siente. Él dice: "bien". Le pregunto que cómo se sintió. Él contesta, "no lo recuerdo". Le pregunto si aprendió algo. Él dice: "No. Hagámoslo de nuevo". La misma caída. Desde la misma distancia. Por quinta vez el día de hoy, desde este lanzamiento. Esta vez, su trayectoria es menos empinada y más paralela... supongo que a propósito, variando la instancia en un rango mayor dentro del experimento.

Él cae casi de forma horizontal. El sonido es agudo, mojado. La muerte es instantánea. Lo levanto de nuevo, le hago las mismas preguntas; obtengo las mismas respuestas.

Lo hemos intentado todo.

Las muertes súbitas... son fuego vivo, a través de cualquier tipo de circunstancia y rango imaginable. La gradual... de la asfixia de fuerza, líquido o vacío. La biológica... de enormes insectos, materiales peligrosos, radiación.

Hemos variado la duración de la muerte, desde la inmediata a la que toma años... muchos años. El tiempo malgastado en una misión, que podría haber sido utilizado en cualquier otro lugar.

Yo no siempre era escéptico, pero hay un viejo dicho sobre "aprender sobre tus errores", o "saber cuándo renunciar", o "viejos perros, nuevos trucos", o algo así. No lo sé. Pero distingo la inutilidad cuando la veo.

Hemos intentado todo. No hubo ningún aprendizaje. Otros dicen lo contrario. Otros afirman haber viajado en el otro lado de la muerte. "¿Dónde está tu prueba?" Yo pregunto. "La muerte no es la respuesta cuando la vida está aquí, viéndote a la cara".

Yo digo muchas cosas. Pero aquí estamos. Mi guardián es una sopa en el borde de un acantilado, con el doble de altura que la Torre, y cuando lo levante, él dirá alguna variación de: "Estoy bien. No lo sé. Hagámoslo de nuevo".

Y lo haremos. Porque mapear lo desconocido significa que, las respuestas que no tienes, podrían ser las respuestas ocultas al otro lado del "un intento más".

(Un Espectro cuestionando la repetición de la técnica tanatonáutica de su guardián)